El 22 de marzo llegarán las marchas de la dignidad a Madrid
para combatir el mismo fascismo que combatieron nuestros viejos hace no tanto tiempo.
También ahora estamos asediados, igual que ocurrió entonces.
Cada uno de los pueblos sobrevive a duras penas, lleno de
miseria y hambre.
Avanzan con su ideología
de extermino, vienen al galope a saquearnos impunemente.
Lo quieren todo, hasta el aliento.
Hasta la infancia quieren de rodillas,
hasta nuestros úteros y nuestras libertades.
Hasta nuestra memoria.
Todo quieren,
las casas, los trabajos, las calles, las plazas, la tierra,
la piel, las letras,
la comida.
Pero la dignidad no la quieren, la temen.
La dignidad es cosa de hombres y de mujeres.
El 22 de marzo, llegaremos a la ciudad que fue símbolo de resistencia
en tiempos no muy pretéritos para levantar el puño y la rabia.
Para escribir el
alegre epitafio en su vientre.
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