Otra vez el burro, la zanahoria y el molino. Otra vez.
Cuba de nuevo en la boca de todos.
Los que cruzan el charco para mirar solidariamente están
ciegos en su patria.
Un ejército de mercenarios del periodismo da fe con sus
artículos al desatino.
Dictadura, hambre, libertad, repiten como un mantra.
Dictadura, hambre, libertad.
Dictadura.
Ignorantes incapaces de ver las colas del hambre de su
barrio.
Ignorantes incapaces de cuestionar la ley mordaza y otras
similares.
Ignorantes incapaces de reconocer que aquí la libertad brilla
por su ausencia cuando se trabaja en precario y hay que decir amén al amo.
Aquí no importa, allí importa y mucho.
Otra vez el imperialismo acechando a la isla,
otra vez diciendo al mundo que hay que salvar al pueblo de
tanta mano dura,
otra vez afilando las garras y los sables para entrar a
saco y romper sus moldes socialistas.
El bloqueo no se cuestiona. Para qué.
Eso no es lo que importa.
Quieren el salvoconducto de los biempensantes, de los que
se llenan la boca ahora mismo con la palabra solidaridad e ignoran que es Cuba
quien puede dar lecciones cum laude.
¡A la mierda, hipócritas indecentes!