Tal y como están
las cosas parece que la palabra más correcta de ahora en adelante será: amén.
Debemos usarla
para todo, interiorizarla como corresponde:
Amèn cuando nos multen.
Amén cuando nos golpeen.
Amén cuando
nos detengan.
Amén cuando
no nos paguen o nos paguen una mierda.
Amén cuando
nos corten la luz.
Amén cuando
nos echen a empujones de nuestras casas endeudadas.
Amén cuando
nos roben.
Amén cuando
los obispos se metan en nuestros ovarios.
Amén cuando
el rey, la reina, hablen.
Amén cuando
el presidente nos imponga la bandera rojigualda.
Amén en las
calles, en las alcobas, en las redes.
Amén en la poesía,
en las pancartas, en las paredes.
Amén en las
camisetas, en los conciertos, sobre la arena de las playas.
Amén a los
niños ricos, amén a los machos alfa, amén a los oligarcas.
Amén a los
ilustrados, amén a los desnortados, amén a los criminales.
Amén a los
puritanos, amén a los trasnochados, amén a los hijos de la grandísima
que nos quieren mudos y esclavos.
Amén a los
que inventaron esa jodida palabra.
Amén, amén,
amén.
Escrita en
la espalda y clavada en la garganta..