Hoy quería dedicar mi tiempo a escribir poesía. Es lo que
nos pasa a los poetas, que intentamos con más o menos fortuna, convertir los
escombros de la vida en algo quizá hermoso, quizá deforme.
Pero la realidad,
como tantas veces, llamó a mis palabras, apartó de un manotazo los versos derramados
sobre la mesa y se impuso déspota y fascista.
Sucede que ha habido detenciones en Bilbo, más
detenciones. A pocos días de la manifestación que recordará multitudinariamente
los nombres de cada preso y cada una de las impunidades y de la saña con la que
son tratados.
Sucede que en este país pequeño la represión es el pan nuestro de cada día,
que la gente es encarcelada, a veces
torturada, a veces puesta en libertad y a veces abandonada a su suerte entre
rejas.
Sucede que todo vale para estorbar un proceso que escuece
a dios, al rey y a la patria.
Sucede que a veces servimos de excusa. Tan dramática como
inútil. Urna tras urna, sigla tras sigla.
Pero a pesar de esto, de estos juegos de poder y de
terror con los que ocultan su podredumbre democrática, este pueblo tan pequeño
como limpio, saldrá el sábado a las calles con más coraje, con más ambición.
No se doblega a un pueblo por la fuerza.
Lo veremos en Bilbo. Un pueblo en pie, desafiando la
injusticia.
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