miércoles, 8 de enero de 2014

La urticaria del poder


Hoy quería dedicar mi tiempo a escribir poesía. Es lo que nos pasa a los poetas, que intentamos con más o menos fortuna, convertir los escombros de la vida en algo quizá hermoso, quizá deforme.
Pero la realidad, como tantas veces, llamó a mis palabras, apartó de un manotazo los versos derramados sobre la mesa y se impuso déspota y fascista.
Sucede que ha habido detenciones en Bilbo, más detenciones. A pocos días de la manifestación que recordará multitudinariamente los nombres de cada preso y cada una de las impunidades y de la saña con la que son tratados.
Sucede que en este país pequeño  la represión es el pan nuestro de cada día, que la gente  es encarcelada, a veces torturada, a veces puesta en libertad y a veces abandonada a su suerte entre rejas.
Sucede que todo vale para estorbar un proceso que escuece a dios, al rey y a la patria.

Sucede que a veces servimos de excusa. Tan dramática como inútil. Urna tras urna, sigla tras sigla.

Pero a pesar de esto, de estos juegos de poder y de terror con los que ocultan su podredumbre democrática, este pueblo tan pequeño como limpio, saldrá el sábado a las calles con más coraje, con más ambición.
No se doblega a un pueblo por la fuerza.

Lo veremos en Bilbo. Un pueblo en pie, desafiando la injusticia.

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