viernes, 30 de noviembre de 2018

La casa sin barrer



Estos últimos años, décadas quizá, hemos transitado desde la pobreza a la indigencia. No sólo económica que ya es bastante, también indigencia política y judicial. Tres pilares que carcomen nuestro porvenir y lo dejan a merced de los más bestias.
Perfectamente manipulados no vemos los andrajos ni la sarna que nos rodea y representa.
Y me niego a creer que esto es irreversible, que debemos quedarnos así, tal cual, con esta podredumbre que se esparce ante la mirada indiferente de los más miserables.
Yo me niego a creer que no seremos capaces de recuperar a la fuerza la dignidad que nos han expropiado.
Me niego a creer que no pondremos en su sitio a todos aquellos que han colaborado en la descomposición de este cadáver que es la democracia.
Primero llegaron con la crisis, después llegaron con las leyes y remataron con las cárceles.
De creer poco a no creer en nada.
De esperar a desesperanzarse.
De salir a las calles a dejarlas vacías.
Es nuestra también la indigencia.
La lucha la hemos empobrecido para dejarla desnutrida a los pies de las urnas.

domingo, 25 de noviembre de 2018

Las jaulas



Una buena forma de someter a un pueblo es dejar que piense que es libre.
Libre para pensar, para elegir, para comprar, para vender.
Libre para expresarse, para crear, para quejarse, para cambiar.
Sucede que nada de esto es cierto. Sucede que la libertad de pensamiento está ahora mismo contra las cuerdas.
Los más ingenuos creen que sus ideas nacen de ellos mismos y no corren ningún riesgo, aplican su pensamiento en lo cotidiano y dicen sentirse representados, protegidos por una ley que blinda su ideología.
Pero la libertad de pensamiento que hace peligrar esta narcosis social, la que cuestiona una y otra vez la farsa de la democracia, el pueblo libre que analiza la realidad y se posiciona en contra es un excluido, un paria, un amargado que utiliza la palabra para violentar la paz de los esclavos y por eso deben quitársela, está justificado que vaya entre rejas. No les gusta que nadie les diga que caminan como si fueran calaveras.
La libertad de pensamiento tiene unos límites claros, unas fronteras que no deben ser traspasadas, es una jaula donde vuelan ideas. Si salen fuera serán atacadas por las bestias.
Pero el mundo fue cambiando porque hubo quienes se atrevieron a volar en otros cielos.
Porque no se conformaron con decir amén y elegir entre tiranos.
Porque contagiaron con sus sueños a los más resignados.
Porque imaginaron un porvenir de pueblos sin canallas.
Hoy la libertad de pensamiento es de nuevo una quimera, de nuevo la cárcel es una amenaza, de nuevo el ostracismo es una condena. De nuevo nos encontramos hablando por lo bajo, midiendo los pasos, mirando para atrás por si viene alguien.
En este mundo de cautivos han declarado la guerra a quienes señalan el fraude de la libertad con cadenas.

viernes, 23 de noviembre de 2018

La publicidad



Habrá que preguntarse por qué a las alimañas fascistas se las trata en los medios de comunicación como algo residual, anecdótico, casi folclórico.
Los vemos desfilar ante las cámaras con sus banderas, con su merchandising; viejas temblorosas con el brazo alzado, jóvenes matones y descerebrados, mujeres que se toman el café diario en bares donde guardan con nostalgia las balas que no fueron usadas, misas por el genocida, curas que  desabrochan su bragueta mientras dan vivas a Franco, tertulianos que echan leña al fuego con sus odios viscerales, desfiles por las calles, insultos, golpizas, vía libre en las redes sociales y los medios de comunicación casi ríen con sus amenazas, con sus gracias, con su estética cañí y su todo por la patria.
No quieren hacerse cargo de esta realidad que tenemos entre las manos. El trato que les dan favorece que salgan de las madrigueras, los alimenta, los hace crecer, consigue que se reproduzcan sus ideas.
Ahora mismo se están organizando contra todo aquel que quiera romper España, contra todo aquel que no sea facha, contra los extranjeros más pobres, contra los políticos y las mujeres libres, contra los homosexuales, contra ti y contra mí, contra todas las que estamos en esta trinchera exigiendo una democracia de veras.
Mientras escribo estas letras seguro que en alguna cadena de televisión hay un micrófono buscando al fascista que quiera hablar sobre los huesos del asesino, sobre El valle de los caídos, sobre lo mal que está España desde que llegó la “izquierda”. Si les tiran de la lengua dirán que están con ganas de salir a cazar.  Y tranquilamente después darán paso a publicidad.
  

sábado, 17 de noviembre de 2018

Explicadme compañeros


Yo no quiero compañera que pienses como yo, pero al menos dime cómo justificas que la Iglesia estuviera del lado del franquismo disparando a bocajarro su moral contra aquel pueblo desnutrido que tan sólo pan quería pan y libros. Dime cómo justificas que llevaran bajo palio al asesino, que encarcelaran a sus curas más comprometidos, que compraran y vendieran niños, que los cobraran a tocateja, que lleven la pederastia en su ADN y que hoy todas nosotras les financiemos a escote porque lo mandan unos individuos que elegimos cada cuatro años.
Yo no quiero compañero que pienses como yo, pero al menos dime cómo justificas que esta democracia que defiendes encarcele a la gente por sus ideas, por sus bromas, sus canciones o sus informaciones. Dime cómo explicas que haya cada vez más pobreza, más ignorancia, más policía, dime por qué lo haces, dime cómo razonas, dime las excusas que pones a los sobornos, a la corrupción, a la impunidad y por qué no cuestionas esta monarquía de sátrapas ahijados del fascismo.
Yo no quiero, compañeros que penséis como yo, pero al menos explicadme cómo es posible que defendáis la España heredada del todo por la patria, que reprimió y reprime a los pueblos que agitan otras banderas, cómo defendéis esa España de caciques, mercaderes, charlatanes, puteros y cortesanos que nos llevan al precipicio.
Sólo quiero que me expliques cómo explicas tu o tú o aquel la sangre y las rejas, los votos y las quejas, el olvido y la memoria, la explotación, la venta de armas, el enriquecimiento desmedido de unos pocos, el robo a manos llenas, la emigración de los nuestros y la llegada en masa de los más empobrecidos para maltratarlos en los CIES. Cómo explicas esto convencido de que el pueblo lo ha elegido.
Compañeros, por favor, explicadme cómo aun confiáis en quienes sólo quieren de nosotros que seamos siervos del pecado o del patrón, sus esclavos.

martes, 13 de noviembre de 2018

A medias



Creo que este tiempo es el tiempo de decir las cosas a medias.
Vamos de aquí pa allá enarbolando la bandera de la izquierda, pero sólo un ratito, cuando toca agitarla con fiereza nos atamos los zapatos para que no se nos vea.
Estar del lado de Palestina está bien, llevamos orgullosas la kufiya alrededor del cuello, en la cartera una pegatina con su bandera y nuestro Facebook arde cuando asesinan en Gaza, pero no hacemos caso a Siria, ni a Yemen y Libia es un país oscuro que no alumbra nuestro postureo.
Afirmamos con contundencia que defendemos el derecho de los pueblos a decidir su destino, pero sólo un ratito, a medias, si esto ocurre con los Kurdos o con Córcega está bien, si son los vascos, andaluces o catalanes cerramos filas y sale la patria unida para siempre de nuestros pulmones.
También con el feminismo nos sucede, censuramos nuestro lenguaje para ser modernas, exigimos el fin del terrorismo patriarcal pero cuando se habla de putas, la cosa cambia. Es un trabajo, decimos, cada cual hace lo que quiere, insistimos, debe ser regulado, deben pagar impuestos, es su derecho, todos nos vendemos. Bla, bla, bla, y mientras, nuestros cuerpos de mujeres son mercancía, incubadoras, fábricas de niños en serie.
Y así con todo, la izquierda diciendo las cosas a medias y los que hablan alto y claro al banquillo de los acusados, a la cárcel o al exilio.
Sobran ejemplos, pongámonos serios.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Los soldados



Quieren ser soldados de un ejército en una guerra nueva que ya se estrenó en el pasado.
No les bastará con salir en manada arropados por una bandera que los lleva a la sicosis, no les bastará con llenar sus casas de rifles y escopetas y reuniones hasta el alba donde el odio se preña de razones: la culpa es del emigrante o de las mujeres o de la izquierda.
Quieren ser soldados, quieren ser algo más que ese puñado de bestias saliendo a la caza del cómico o de los homosexuales que se besan.
Quieren de una vez que el miedo nos obligue a quedarnos en casa mientras ellos callejean a sus anchas y defienden con sus minúsculos cráneos la patria.
Quieren ser como los otros que se amontonan en las fronteras para disparar a todo aquel que se acerca.
Quieren ser un ejército y necesitan la guerra, se la inventan, nacieron para ser soldados, son carne sin conciencia.
Y cada vez son más los que esperan ser llamados a filas, cada vez son más los que desean recibir la orden de atacar sin reservas.
Cada vez son más.
Desde EEUU hasta Europa, desde Brasil hasta Arabia Saudí aúnan fuerzas, avanzan y se repliegan, ni una sola derrota y si se lo permitimos, la victoria.

Miraremos para atrás



Miraremos para atrás para saber cuáles fueron las renuncias que hicimos a lo largo de la vida,
para reconocer las fronteras que se alzaron sin ser derribadas con nuestra fuerza,
para abrir de par en par las puertas donde quedaron los amigos con sus memorias torturadas,
para dormir el sueño quieto de quienes no pudieron soñar porque antes los mataron.

Miraremos para atrás como si fuera demasiado tarde para cambiar las cosas,
como si estuviese demasiado lejana la razón que nos nombró “humanos”,
como si apenas pudiéramos ser algo más que este despojo de excusas, relojes y egoísmo,
como si el porvenir viniera de rodillas y atrás sólo quedaran huesos y cenizas y lo hubiésemos aceptado como una terrible profecía,
como si no mereciéramos tararear el estribillo de canciones triunfales en medio de la risa.

Miraremos para atrás,
allá donde siempre las banderas ondearon a media asta,
donde el plomo deshizo el amor con sus blasfemias marciales,
donde debilitaron la voz y cortaron las manos,
donde cayeron sin piedad por habernos callado.

Miraremos para atrás,
y entonces sabremos que no fue suficiente lo que hicimos
para detener a lo que desoyen los gritos y crucifican a la humanidad y a los cisnes
en nombre de mercaderes que postran los deseos de ser libres.

Miraremos para atrás
pero llegaremos tarde
sólo quedará un desierto de sangre
y victimas sin nombre
que escriben la historia de los nadies.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Los diositos



Ellos, tan dignos tan decentes. Con sus camisas limpias y sus cuellos almidonados. Con sus vestidos de marca y sus tacones al alza, son los justos, los que reparten sentencias, los que dicen qué es delito, qué tiene impunidad y cuántos años de cárcel cuesta ser un criminal.
Ellos, los ecuánimes, los más empollones, nos ven como parias.
Viven de espaldas. Comen a dos carrillos y ponen precio a su oficio.
A algunos de ellos no les salpica la sangre de las torturas, otros se ríen de las mujeres que son maltratadas, otras reciben bofetadas de Europa por ordenar cierres de periódicos, por encarcelar a políticos, por negar la libertad de expresión, por convertir la justicia en un cortijo franquista.
Pero ellos tan dignos, tan decentes, tan estudiados, con sus finas manos y sus bigotes recortados, con sus voces triunfales se erigen en dioses de pacotilla y nos mandan callar por cojones.
Y les importa una mierda que ya no creamos en ellos.
A los dioses no les importan los fieles, sólo les importan los castigos desmesurados que pueden imponerles.


martes, 6 de noviembre de 2018

Estrasburgo habló bajito.


Estrasburgo sentencia que no hubo un juicio justo para Otegi y sus compañeros del caso Bateragune.
Punto, nada más.
Otra vez nuestra democracia con su justicia y sus charlatanes queda con el culo al aire.
Pero el daño causado a este pueblo de manera reiterada, década tras década, quedará impune porque cuando se trata de pueblos que aspiran a liberarse de la bandera rojigualda, todo vale.
Aunque desde Europa digan por lo bajito que fueron encarcelados injustamente, la democracia seguirá con su frenético autoritarismo.
Aunque sean la vergüenza de todo aquel que crea en la justicia.
Veremos qué sucede de ahora en adelante, veremos a los presos políticos catalanes darles también la razón después de años en el talego, veremos salir de la cárcel a los jóvenes de Altsasu, también después de años, veremos contra las cuerdas a los que diseñaron las leyes para poner el yugo al que disiente y España, la grande y la libre, será a la vista del mundo entero la enorme  mierda que tantos señalamos y que a tantos costó el peaje de su libertad.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Los jinetes



Los fascistas tienen la palabra. Nosotros mudos mientras ellos hablan.
Quieren desandar el poco camino que anduvimos y no se detendrán porque los cimientos sobre los que se levantan nunca han peligrado, cabalgan a lomos de la democracia, la domaron cuando era apenas un potro.
Muerto Franco los jinetes cabalgan.
Esto lo sabemos todas, de todas es conocida la impunidad con la que han macerado sus ideas y sus negocios.
Pero me temo que nuestra respuesta no está a la altura, que nuestra memoria de aquellos tiempos no nos está sirviendo, que aún esperamos que los tribunales o los políticos den la cara y se planten corajudos ante este renacimiento de asesinos potenciales.
La izquierda calla respetuosa mientras se multiplican argumentando que serán derrotados en las próximas elecciones, las calles se adornan con banderas patrias, las cárceles se llenan de presos políticos, los cómicos son perseguidos, la libertad de expresión es tan poco libre que hasta un tuit puede llevarte a la trena.
Estos políticos de izquierda tan correctos saben que los fascistas van a por todas, que están de su lado la ley y las urnas, que todos los medios de comunicación participan de esta verbena de autoritarismo que nos tienen programada y aún así no tienen una respuesta contundente ante este desafío que ya conocimos y nos lleno de sangre las cunetas.
El paisaje es desolador. Mañana irán a Altsasu a enseñar sus cuernos, sus pezuñas, sus cojones.
Y dicen que hay que respetarles.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Un par de piernas



Un par de piernas, eso es todo lo que tienen.
Un par de piernas que caminan lentamente por América hacia un destino de soldados y disparos. De desprecio y malos tratos.
Un par de piernas para llegar a la frontera de un imperio que los espera con fusiles de asalto.
Tienen miedo a esas piernas multiplicadas por la pobreza y la violencia.
Tienen miedo a ver el hambre que esparcieron cuando fueron a sus patrias.
Tienen miedo a unas piernas que caminan, que avanzan paso a paso, que muestran el dolor de quien abandona su casa, de quien agarra a los niños y se los pone a la espalda, de quien promete regresar cuando los sueños sean la verdad que necesitan sus familias.
Tienen miedo, los ven acercarse a través de su mira telescópica porque mirarlos a la cara puede romperles las arterias.
Un par de piernas ese es su patrimonio. Con ellas huyen, con ellas avanzan.
Con ellas se han puesto en pie para decir basta.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Hay muertos y muertos



Hay muertos y muertos. Muertos que no merecen ningún respeto.
Muertos que murieron de viejos, masturbados por los curas.
Hay muertos que son puercos.
Muertos que vivieron dejando al pueblo a oscuras.
Muertos que no se fueron con lo puesto,
muertos genocidas.

Hay muertos que sólo merecen el fuego en sus huesos,
hay muertos que aún mandan escupir en el rostro de las víctimas.
Hay muertos corrosivos, sepultados y protegidos
por canallas y asesinos.
Hay muertos audaces que engendran peste.
Hay muertos que no son cadáveres,
que huelen a pólvora, a incienso,
que viven con el aplauso de una España que mutila la memoria
de quienes si fueron muertos dignos.

Hay muertos y muertos.
Hay muertos que no merecen ningún respeto.