No tengo nada nuevo que decir.
Todo está dicho.
Las poetas gastamos los poemas, uno tras otro, para explicar
que no estamos solas,
que en cada verso hay un pueblo que sufre o se alegra, que
ama o desama, que alza la voz y la palabra.
Sólo somos eso, austeras voceras llenas de llagas.
Todo está dicho.
Ya hemos escrito que el aire se pudre y se pudren las infancias.
Ya hemos dicho que las cárceles se llenan y se multiplican
las mordazas.
Ya hemos dicho que apenas nos podemos mover porque nos atan
en corto las deudas,
que apenas podemos vivir, porque no hay quien viva colgado
de una cuerda,
que apenas podemos pensar porque aniquilan las ideas.
Ya hemos dicho que hasta la solidaridad es delito,
que hasta quejarse es delito,
que hasta la salud es pa los ricos.
Todo está dicho.
Todo está escrito.
Pero es nuestro oficio repetirlo,
hasta que nos quedemos sin voz
o el mundo sea un lugar distinto.