jueves, 7 de junio de 2012

Entonces

Viñeta de Kalvellido

Entonces si estarse quietos no conduce a ningún lado, si los que se mueven lo hacen solitarios, si poco a poco puede morir la infancia y los viejos pueden ser desahuciados, si pierden el trabajo los que ganan tan pobre salario y los que no trabajan viven mendigando , si los que estudian son diana de los mercados y los que no estudian también pertenecen al grupo de los esclavos, si los cansados tendrán que currar hasta caerse del andamio, si los enfermos se orinarán y no habrá nadie para limpiarlos, si las calles son propiedad de los soldados, la libertad camina mutilada, la justicia se llena la boca de propaganda, la soberanía es una cosa del pasado, las preguntas tienen los días contados, los holocaustos se suceden ,la verdad está postrada, si cobramos al contado con totalitarismo y vivimos proscritos, sin armisticios.

Si la pobreza es una liturgia y aumenta su costra en cada una de las heridas,
Si los muertos mueren amargos, vacíos de pan y de peces, si disparan a matar los días pares y los impares fabrican leyes y armas, si el dolor baja hasta las raíces, el amor desaparece, las sepulturas se multiplican, los suicidios son sospechosos y sospechosas son las argumentaciones, si vomitamos miedo e incertidumbre, si nos envenenan con moralejas, si la tierra es una cuadra, si la angustia nos cuelga igual que lágrimas, ¿a qué esperamos para inundar las patrias de esperanza?
¿A qué esperamos?

martes, 5 de junio de 2012

Se iràn

Viñeta de Kalvellido

Se irán lejos, tan lejos, muy lejos.

Dirán, quizá, que no fueron ellos los que quisieron
arrancarnos el pan, la memoria, la confianza en ti, en ti
o en aquellos.
Caminaran de prisa, a empujones,
perdiendo los modales,
apedreados por los niños que bebieron de su espanto,
que sufrieron la dentera del hambre y los harapos.

Y se irán,
dejando tras de sí
un lugar con hiel entre las piernas,
con el fruto convertido en piedra.


Y se irán, callados, por si acaso,
sin probar su propio látigo,
con la verdad desenterrada,
aullada a pleno pulmón
mientras se marchan.
Y todo el plomo,
todo.
Todo el horror, todo,
toda su áspera miseria
serán deletreados
para escribir de nuevo la historia.


Y se irán,
por supuesto que se irán
con sus delirios y maldades,
con sus blancos guantes
y sus sucias dignidades.


Y nosotros, cansados,
hartos de llevar por su culpa los pies descalzos, la vida a rastras,
cantaremos al verles marchar la vieja canción
que se canta
cuando la victoria entra definitivamente en cada casa.





sábado, 2 de junio de 2012

Con coraje

Viñeta de Kalvellido

Cada día son más los que sienten que está la vida en riesgo.

Amontonados, retienen aire en los pulmones para recibir los golpes.
Resisten con rabia las heridas, las detenciones, los castigos vulgares de quienes se creen impunes.
La furia rejuvenece alrededor de los harapos, de los desahucios, de la precariedad que cada día nos asfixia.
Y los aprendices de caudillo, tan audaces y tan imbéciles escupen amenazas, pudren los derechos, adulteran la decencia con sus propuestas criminales.
Maquillados de preocupación y tolerancia dan rienda suelta a las jaurías, ordenan el disparo a bocajarro y dicen que fue el azar el que acertó en la diana, llenan de sospechosos sus listas negras, detienen, encarcelan, acosan a los desobedientes.
Pero cuando ya no hay que perder y todo está por recuperar, el miedo pasa de largo.
Por eso cada día vemos en las calles más muestras de coraje.
De carbón, de arados, de pupitres.
De vejez, de salud, de fronteras.
De manos vacías, de mesas sin pan, de conciencias limpias.
Por eso yo sé que llegará el momento de poner claras las cuentas, de agarrar por los cojones a esa élite que nos estafa y mata, llegará ese día, lo sé por los rostros gastados de los que se atrincheran pese a los látigos, lo sé por los que están de pie y no clavan en el llanto sus rodillas, lo sé por los que no claudican ni en la mina, ni en el campo, ni en las universidades.
Lo sé por ellos y por los que pronto, quizá mañana, se sumarán para detener de una vez esta democracia paradójica que impone por la fuerza de sus leyes y de sus terrores un nuevo orden.