sábado, 23 de noviembre de 2019

En el sur



A esta hora hay ruido de sables en el Sur. En el Norte los afilan lentamente y ordenan clavarlos en la yugular de los indios.
Los militares juegan al dominó sobre la espalda de los torturados y los evangelizadores con sus dioses blancos tiñen de miedo al pordiosero que los escucha.
A esta hora en el sur suenan tambores de guerra, sobran campesinos en aquellas tierras.
Apagaron las luces que iluminan la verdad, nadie quiere alumbrar las calaveras.
Se defienden a oscuras. A pesar de su soledad, se niegan a la mansedumbre.
Pero en el Norte, ay, en el Norte, debaten siniestros o ingenuos si es el exilio de Evo merecido, si es la cárcel de Lula un buen castigo, si fue el Golpe en Honduras la forma mejor de enderezar lo que estaba torcido.
Ay, en el Norte, en la conciencia ilustrada, se empeñan en esparcir la idea de que todo estaba mál, de que no se pudo evitar, que el patriarcado tuvo la culpa, que hicieron truco en las urnas, pero no dicen nada de la represión militar, no dicen nada de los asesinados, ni encarcelados, ni desaparecidos, ni mutilados.
Ay, en el Norte, en el Norte del pensamiento hay sureños que callan o aplauden lo que está sucediendo.


miércoles, 20 de noviembre de 2019

Los golpes



Estos días parece que miramos a Bolivia como si no pudiera sucedernos lo mismo: un golpe de Estado, un “por mis cojones” en el parlamento, un “todos al suelo”.
Pero esto es algo que debió de preverse allá cuando el dictador murió y se dejó todo como estaba para no irritar a los que hasta ese momento habían hecho del asesinato una forma de vida y del saqueo otra.
Y es que nunca se democratizó el ejército, ni la guardia civil, no se democratizó nada y han continuado viviendo aislados con idéntica ideología fascista, pasando el testigo de unas generaciones a otras.
Y es que todo se hizo mal para llegar a este punto en el que hoy estamos, es decir, con el parlamento lleno de neofascistas incluidos 4 militares de alto rango. De momento.
Estremece pensarlo.
Estremece saber que sólo ellos tienen armas.
Y nosotros, los que aún y a pesar de todos creemos en la democracia vemos el progresivo aumento de las agresiones homófobas, misóginas, raciales y sabemos que si se ponen feas las cosas los cuarteles serán fieles a su voto y encañonarán al pueblo a la orden de sus generales.
Igual que en Bolivia, pero en Europa.
  

sábado, 16 de noviembre de 2019

Bolivia



En Bolivia con la excusa de un fraude electoral han conseguido que Evo Morales se exilie en México y se autoproclame Presidente Jeanine Añez, Biblia en mano.
Que Evo sea Indígena debe molestar a todos.
Que Evo gobierne también y muy especialmente para esa mayoría de hambreados indígenas debe ser una afrenta colosal.
Que haya resistido legislatura tras legislatura las embestidas de sus opositores,
que no haya sido posible a pesar de las difamaciones acabar con su liderazgo,
que no se doblegue ante el imperio,
que se alinee con Cuba y Venezuela,
que introduzca mejoras económicas, sociales, culturales, democráticas, es motivo suficiente para arrancarlo de cuajo y poner en su sitio a alguien más obediente a los intereses de los blancos, de los ricos, de los que miran a los gringos con fanatismo.
La vieja historia de América Latina: Cuando se intentan cambian de raíz las cosas la máquina de la barbarie comienza su fabricación en serie: intoxicaciones mediáticas, ejército a las ordenes de USA, violencia en las calles, secuestros, asesinatos, persecución a los movimientos civiles, fascismo puro y duro.
Bolivia perseguida. Bolivia castigada. Bolivia resistiendo el terror esparcido por sus alamedas.
¿Nos suena?
Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Honduras….

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Qué verguenza



Qué vergüenza da esa España patriotera de toros, futbol y mantilla,
esa España que bendice la ira desatada contra las urnas,
esa España que sabe mucho de odio y poco de poesía.

Qué vergüenza dan sus caras gastadas por el sudor y el hambre, qué vergüenza verlos pidiendo  respeto a la ley y el orden.
Qué vergüenza dais españolitos, esclavos de viejas ideas, lameculos de caciques, mamporreros de quienes roban a vuestros hijos pan y salario dignos.
Qué vergüenza siento cuando desfiláis sin sentido, casi descalzos casi famélicos.
Qué vergüenza vuestro trabajo esforzado, vuestras penurias al viento, vuestra fiereza desperdiciada en banderas rojigualdas, en misas de brazo alzado, en plazas atiborradas de aguiluchos y de necios.
Españoles vergonzantes, vosotros que veis a dios y al rey como superhombres, vosotros que no queréis una nueva patria, ¿es que no tuvisteis sed, es que no tuvisteis deudas?, ¿acaso vuestros hijos no enfermaron?, ¿llegáis a fin de mes con luz y agua potable?
Españoles, qué vergüenza, otra vez os alegráis de la mano dura y el golpe, de la cárcel para aquellos que no admiten las derrotas.
Españoles, miraros las manos ásperas, miraros la espalda dañada, miraros los pies a rastras camino de las limosnas.
No seáis otra vez la vergüenza de esa España que se alza con el puño levantado.
De esa España que murió arruinada y está dispuesta a nacer por la democracia.
No seáis otra vez la vergüenza de esa España que empieza a morir de rabia.


martes, 12 de noviembre de 2019

Llorar a solas



No es momento de llorar a solas con la esperanza hecha trizas.
Se acercan tiempos demasiado difíciles, no malos tiempos que llegarán mañana, ni la próxima primavera.
Se irán colando los días aciagos durante años o quién sabe, décadas.
Hablo de malos tiempos porque hablo de neofascismo.
No hablo de España, ni siquiera hablo de Europa, hablo del mundo.
Por donde quiera que miremos asoma una realidad de escalofrío:  indígenas atropellados por multinacionales, estudiantes acribillados por militares en democracia, golpes de estado orquestados por los imperios, miles de seres humanos errantes por desiertos, en océanos, en selvas sin ser auxiliados.
Mientras esto sucede y vivir se va convirtiendo en un privilegio la ideología más criminal suma fieles a su causa.
Escala peldaños.
Asciende al cielo de los medios de comunicación como si fueran santos.
De nuevo están triunfando.
Y por eso insisto: no es momento de arrancarnos los nudillos a mordiscos, no es momento de darse golpes en el pecho por lo que no hicimos o hicimos mal.
El hecho es que ya están de nuevo en las calles de Santiago, de Madrid, de Houston, de Atenas o Marsella.
Con el pecho al descubierto o de tiernos liberales, cantan su victoria.
Y a nosotros no nos queda otra que airear la memoria, fundir las rabias y plantar cara a esta realidad que se quiere imponer de aporofobia y odio contra los que soñamos con unas democracias auténticas.


sábado, 9 de noviembre de 2019

Tiempos extraños



Mañana domingo iremos a votar.
Se reduce a esto la democracia: acudir mansamente el domingo que nos mandan, elegir entre un abanico de posibilidades poco amplio e introducir el voto. Esto es todo, ese es nuestro precio.
Lo demás son palabras que se lleva el viento, promesas que no se cumplirán.
Pero es que además en nuestra democracia ibérica se añaden ingredientes que no pueden disimular su neofascismo en alza.
Pongamos, por ejemplo, que ahora mismo hay presos políticos en las cárceles, pongamos, por ejemplo, que la corrupción pudre los cimentos desde lo más profundo, pongamos, por ejemplo, que incapaces de solucionar lo que sucede en Cataluña optan por lo más fácil que es la mano dura.
Pongamos, por ejemplo, que en esta democracia no existe la libertad de expresión, la ley mordaza husmea entre las canciones, las redes, los poemas.
Y claro está, en esta democracia las trabajadoras a jornada completa son pobres, los de media jornada son míseros y los que no curran en nada, son nadies, es decir, son nada.
La malnutrición infantil aumenta.
A nuestros viejos no les alcanza para pomadas.
Los jóvenes huyen a otras democracias más demócratas.
Y así las cosas mañana votaremos, Cataluña vivirá su estado de excepción democrático y los demás aguardaremos los resultados como si efectivamente fueran a cambiar algo.
Son tiempos extraños.






martes, 5 de noviembre de 2019

Credo sin dios.



Yo no creo en ellos, sólo creo en nosotros.
Creo en nuestra fuerza, en nuestro poder, en nuestras razones.
Si no creyera en nuestro canto daría por vencida la vida.
Porque a lo único que podemos aferrarnos es a quienes siguen luchando como archipiélagos perdidos en el mar de la indiferencia.
Creo en las luchas lentas, lentas como siglos y en las que estallan de pronto en las calles porque ya no podían aguantar más su hambre.
Creo en el pueblo, en casi todos los pueblos, en los que gritan y en los que están callados aguardando el fósforo que encienda su conciencia.
Creo en la desobediencia porque quien desobedece cada día es más libre
Creo que la violencia nace en un solo lado y cuando la enfrentamos con palos y piedras es a nosotros a quienes llaman mercenarios.
Creo en la ternura que nos une cuando urge ponerse en pie para defender a los más vulnerables.
Creo en nuestra paz sin tregua, en nuestra paz sin sed, en nuestra paz de pan, de libros, de jornales dignos.
Creo en nosotros, hombres y mujeres de colores distintos, de lenguas distintas, de religiones y ateísmo. Creo en nosotros de humanas riquezas, de empatía bárbara, de solidaridad extrema.
Tengo fe sólo en nosotros mismos.