Carta
a las mujeres
Desde siempre nos han perseguido y arrinconado, a veces con la excusa de la brujería, otras con
la excusa de una debilidad inventada, otras con el argumento falaz de nuestra
escasa inteligencia, de nuestro entendimiento nublado. La religión nos ha
colocado en el rincón oscuro de sus rezos y la historia ha borrado de un plumazo nuestros logros y
heroicidades.
Nos han querido quitar la palabra, los cuerpos, las
calles.
Nos han menospreciado, ninguneado, oprimido, hambreado,
emputecido
Y somos la mitad
que acarrea el agua en los desiertos, la mitad
que cose con en talleres clandestinos, somos las
prostitutas en los barrios marginales, las esclavas sexuales, la mercancía.
Somos las campesinas fumigadas, las sirvientas, las que cuidamos de los hijos y
de los enfermos, las violadas, las asesinadas.
Nos alargan los
cuellos, nos arrancan los clítoris, nos obligan a tener pies pequeños, nos apedrean,
nos esconden, nos imponen llevar burkas,
cubrirnos el pelo, los brazos, los pechos.
Muchas llevan luto
porque buscan infatigables a los desaparecidos, muchas agarran fusiles para
defender la tierra el pan o la bandera, muchas reclaman los nombres de los
fusilados al alba, siempre al alba, muchas aman a hombres, otras a mujeres,
otras sencillamente quieren.
A algunas las han apedreado por infieles, a otras las han
marginado por su color de piel, otras ni siquiera saben que nacieron libres.
Somos mujeres en un mundo que se empeña en hacer las
cosas a su manera, obstinada manera de conducirnos a la barbarie.
………
Hoy escribo estas letras, pensando en las mujeres
palestinas y en la solidaridad que a lo largo de la historia nos ha permitido avanzar
un poco.
Yo sé que también las mujeres mexicanas, atrincheradas en
la frontera con EE.UU, son ejemplo de coraje y las mujeres del Sahara y las
kurdas y las indias y en cada continente mujeres aguerridas, casi invisibles,
edifican sobre los escombros que el capitalismo y su trituradora de seres
humanos va dejando.
Pero hablemos hoy de las mujeres de Gaza, de su
resistencia, de las noches de fuego, de las alambradas, de sus niños abrasados,
de los sudarios multiplicados.
Hablemos de ellas.
De los huecos que van quedando en sus mesas.
De sus casa derruidas, de esa prisión enorme donde están
acorraladas, de su patria y de lo que ellas construyen a pesar del plomo y las
cadenas.
Hablemos del bloqueo que el estado sionista impone a la población
desangrando a todo un pueblo. Todo.
Un puñado de mujeres
voluntarias irán rumbo a Gaza para desafiar
sus argumentos de exterminio, su ideario de holocausto, sus pretextos
genocidas.
Bilbao,
Bangladesh, Buenos Aires o La Habana.
Patriotas, religiosas, anarquistas.
Escritoras, campesinas, trabajadoras…
Mujeres contra la
sanguinaria ocupación de Palestina.