Viñeta de Kalvellido
No es que sean dementes los que gobiernan este país cosido con países más chiquitos.
No es que sean locos, cínicos, desvergonzados.
No es que sólo sean déspotas, megalómanos, mamporreros, traicioneros.
No es que apesten a alcanfor, a incienso, a imperio.
No es que sean de hojalata, que copulen con la banca, que extorsionen la miseria, que sean estrechos de cintura, que estén en celo permanente buscando como violar las ideas más vírgenes.
No es que aten las leyes a sus bajos vientres, que eructen felonìas, que dividan a la gente en visibles o invisibles según voten y coticen.
No es que quieran una patria grande, nada libre y sumisa.
No es que miren el pasado con nostalgia de pulgares hacia abajo.
No es que saqueen, estafen, nos envíen sin modales al carajo.
No es que sueñen con sacar los sables a la calle.
No es que babeen al pensar que seremos obedientes,
que podrán eyacular sobre nuestros intereses.
No sólo es esto, que ya es bastante para llamarles criminales,
Lo peor de todo es la impunidad con la que se visten y que la veremos desfilar por los siglos de los siglos si no dejamos de una jodida vez de llamarla crisis.
domingo, 27 de mayo de 2012
domingo, 20 de mayo de 2012
Mercenarios de propaganda y urna
Viñeta de Kalvellido
Un gobierno que castiga la salud y la letra es un gobierno sicario, de matones que dejan pasar de largo lo que es esencial para que crezca la vida.
Les interesa convertir cada casa en un lugar donde el dolor y la ignorancia nos domestiquen sin tapujos.
Donde los empobrecidos sepulten los quejidos, las pústulas, los huesos rotos para conservar algo de pan sobre la mesa.
Donde sufran al ver a sus hijos deambulando en medio de la indigencia, sin palabra y sin futuro.
Donde acepten, mansos, los salarios que sólo visten harapos.
Donde la rutina sea hurgar en la basura, mendigar trabajo y morir poco a poco con la sangre podrida y los pulmones cansados de respirar pagando.
Este gobierno y los que le precedieron decidieron hace tiempo aislar nuestras ideas, construir muros entre ellas para que hoy día no pudiéramos, no supiéramos, no quisiéramos parar en seco toda esta barbarie.
Afianzaron la amnesia, corrompieron la justicia, emputecieron la democracia y armaron de impunidad a las jaurías.
Las utopías quedaron en las cárceles, en los exilios, en las muertes sucedidas.
Y yo creo que dejar que pase el tiempo, dejar que la mansedumbre se contagie es el peor augurio.
Si no sacamos a la calle la rabia, la más bestial, la más temida, la que no da un paso atrás, estaremos condenados a esa pobreza silenciosa y terrible del hambre detrás de cada puerta, de niños ignorantes apreciados como esclavos y de cadáveres agujereados por la crueldad de unos mercenarios que han prohibido sanarlos.
Un gobierno que castiga la salud y la letra es un gobierno sicario, de matones que dejan pasar de largo lo que es esencial para que crezca la vida.
Les interesa convertir cada casa en un lugar donde el dolor y la ignorancia nos domestiquen sin tapujos.
Donde los empobrecidos sepulten los quejidos, las pústulas, los huesos rotos para conservar algo de pan sobre la mesa.
Donde sufran al ver a sus hijos deambulando en medio de la indigencia, sin palabra y sin futuro.
Donde acepten, mansos, los salarios que sólo visten harapos.
Donde la rutina sea hurgar en la basura, mendigar trabajo y morir poco a poco con la sangre podrida y los pulmones cansados de respirar pagando.
Este gobierno y los que le precedieron decidieron hace tiempo aislar nuestras ideas, construir muros entre ellas para que hoy día no pudiéramos, no supiéramos, no quisiéramos parar en seco toda esta barbarie.
Afianzaron la amnesia, corrompieron la justicia, emputecieron la democracia y armaron de impunidad a las jaurías.
Las utopías quedaron en las cárceles, en los exilios, en las muertes sucedidas.
Y yo creo que dejar que pase el tiempo, dejar que la mansedumbre se contagie es el peor augurio.
Si no sacamos a la calle la rabia, la más bestial, la más temida, la que no da un paso atrás, estaremos condenados a esa pobreza silenciosa y terrible del hambre detrás de cada puerta, de niños ignorantes apreciados como esclavos y de cadáveres agujereados por la crueldad de unos mercenarios que han prohibido sanarlos.
jueves, 17 de mayo de 2012
Los grilletes
Viñeta de Kalvellido
Nadie nació para la obediencia,
nadie puso alas en sus ideas para verlas devastadas,
arrancadas de raíz,
convertidas en cadáver.
Nadie nació para ser arrastrado por el fango,
para sentir hambre, sed o miedo,
para parir hijos que tuvieran el mismo plomo incrustado en las sienes,
el mismo hambre, idéntico miedo.
Peores cementerios.
Nadie nació para caerse poco a poco,
para contemplar cómo la barbarie pudre las casas, el pan, el semen.
Nadie nació con las cadenas puestas,
con el corazón en venta.
Nacimos gritando por la vida,
nacimos cubiertos de sangre y alegría,
nacimos para ser libres.
Pero la libertad desaparece.
en las rejas o en las deudas,
en los salarios o en las hipotecas,
en la ignorancia o en la salud que se paga a toca teja.
Y nadie, nadie, nadie, atravesó la oscuridad de una placenta
para matar la soberanía
que palpita en cada hombre o en cada mujer
hasta que le arrodillan.
Nadie nació para la obediencia,
nadie puso alas en sus ideas para verlas devastadas,
arrancadas de raíz,
convertidas en cadáver.
Nadie nació para ser arrastrado por el fango,
para sentir hambre, sed o miedo,
para parir hijos que tuvieran el mismo plomo incrustado en las sienes,
el mismo hambre, idéntico miedo.
Peores cementerios.
Nadie nació para caerse poco a poco,
para contemplar cómo la barbarie pudre las casas, el pan, el semen.
Nadie nació con las cadenas puestas,
con el corazón en venta.
Nacimos gritando por la vida,
nacimos cubiertos de sangre y alegría,
nacimos para ser libres.
Pero la libertad desaparece.
en las rejas o en las deudas,
en los salarios o en las hipotecas,
en la ignorancia o en la salud que se paga a toca teja.
Y nadie, nadie, nadie, atravesó la oscuridad de una placenta
para matar la soberanía
que palpita en cada hombre o en cada mujer
hasta que le arrodillan.
sábado, 12 de mayo de 2012
La ignorancia de clase
Viñeta de Kalvellido
Espero que ni uno sólo de los trabajadores que votaron a los que hoy mandan, diga que se ha sentido engañado.
Espero que estén conformes, convencidos, alegres con Mariano y su coral de mercenarios.
También espero que no se pongan enfermos, a no ser que crean que abrirán para ellos los hospitales que están cerrando.
Les deseo unos hijos ya crecidos porque de no ser así, pobres de aquellos que los tengan estudiando.
Pienso que no son ni funcionarios, ni maestros, ni periodistas, ni fontaneros, ni costureras, ni amas de casa, ni jubilados, ni viudas, ni poetas, ni campesinos, ni comerciantes, ni tenderos, ni parados.
Supongo que las facturas las pagarán a precios de antaño, que en los bancos les darán crédito, que nunca serán desahuciados.
Sospecho que se sentirán cómodos con el gobierno que han elegido, que hace lo que imaginaron, que les mira con candor, que no les ha estafado.
Creo que todos esos trabajadores que les votaron, pensarán que lo correcto es armar a las jaurías, por si acaso, que los correcto es proteger a la banca, a la iglesia, a la justicia que se inclina siempre hacia el mismo lado, que está bien eso de cobrar por una cadera, por una ambulancia, por unos pañales, que la democracia debe pasar la cuenta a los que enferman demasiado.
En fin, les deseo a estos votantes que no tengan un rato de descanso para pensar que han elegido a unos verdugos que ejercerán su profesión durante cuatro eternos años.
Y espero también que cuando decidan cambiarse de bando, no opten, por los verdugos travestidos que eligieron no hace tanto.
Espero que ni uno sólo de los trabajadores que votaron a los que hoy mandan, diga que se ha sentido engañado.
Espero que estén conformes, convencidos, alegres con Mariano y su coral de mercenarios.
También espero que no se pongan enfermos, a no ser que crean que abrirán para ellos los hospitales que están cerrando.
Les deseo unos hijos ya crecidos porque de no ser así, pobres de aquellos que los tengan estudiando.
Pienso que no son ni funcionarios, ni maestros, ni periodistas, ni fontaneros, ni costureras, ni amas de casa, ni jubilados, ni viudas, ni poetas, ni campesinos, ni comerciantes, ni tenderos, ni parados.
Supongo que las facturas las pagarán a precios de antaño, que en los bancos les darán crédito, que nunca serán desahuciados.
Sospecho que se sentirán cómodos con el gobierno que han elegido, que hace lo que imaginaron, que les mira con candor, que no les ha estafado.
Creo que todos esos trabajadores que les votaron, pensarán que lo correcto es armar a las jaurías, por si acaso, que los correcto es proteger a la banca, a la iglesia, a la justicia que se inclina siempre hacia el mismo lado, que está bien eso de cobrar por una cadera, por una ambulancia, por unos pañales, que la democracia debe pasar la cuenta a los que enferman demasiado.
En fin, les deseo a estos votantes que no tengan un rato de descanso para pensar que han elegido a unos verdugos que ejercerán su profesión durante cuatro eternos años.
Y espero también que cuando decidan cambiarse de bando, no opten, por los verdugos travestidos que eligieron no hace tanto.
miércoles, 9 de mayo de 2012
El amor
Viñeta de Kalvellido
El amor no se esconde cuando el llanto
ni cuando el frío.
No agacha la cabeza cuando
los cuerpos se ulceran
ni cuando multiplican los andrajos
ni cuando enlutan la piel a golpe de cadalsos.
El amor, si es un amor corriente
de jaulas y vigilias,
de fiebre, sudor, raíces.
Si es un amor, amado y amante de la vida,
abre los ojos y ve
la mala suerte, la injusticia,
la amorfa mala leche de quienes nos dominan.
Si es un amor corriente
de los que miran de frente la edad y sus fronteras
de los que mastican la risa, el pan, las deudas
y se acuestan para buscar caricias a pesar del cansancio,
a pesar del miedo,
a pesar de este jodido tiempo que nos obliga
a contemplar de lejos la abundancia
a sentir de cerca las leyes y sus mentiras.
Si es un amor de piel, huesos, carne viva,
y noches algo más que tibias,
si es un amor pulcramente sostenido sobre ruinas,
no se queda solo callando la voz y la ternura ,
aúlla con los otros que también aman sobre escombros,
que también se tocan,
para que no queden los besos, las miradas,
los hijos como únicos testigos.
Si es un amor nacido
a espaldas del odio y sus calaveras
sale a cantar y a sangrar a dondequiera,
sale a juntarse, a compartir patrias y banderas,
sale a amar, con todas las letras.
Y esta suerte de sentirse acompañado en batallas demasiado ciegas
hace que crezca la idea de que un día, seguro, ganaremos la guerra.
El amor no se esconde cuando el llanto
ni cuando el frío.
No agacha la cabeza cuando
los cuerpos se ulceran
ni cuando multiplican los andrajos
ni cuando enlutan la piel a golpe de cadalsos.
El amor, si es un amor corriente
de jaulas y vigilias,
de fiebre, sudor, raíces.
Si es un amor, amado y amante de la vida,
abre los ojos y ve
la mala suerte, la injusticia,
la amorfa mala leche de quienes nos dominan.
Si es un amor corriente
de los que miran de frente la edad y sus fronteras
de los que mastican la risa, el pan, las deudas
y se acuestan para buscar caricias a pesar del cansancio,
a pesar del miedo,
a pesar de este jodido tiempo que nos obliga
a contemplar de lejos la abundancia
a sentir de cerca las leyes y sus mentiras.
Si es un amor de piel, huesos, carne viva,
y noches algo más que tibias,
si es un amor pulcramente sostenido sobre ruinas,
no se queda solo callando la voz y la ternura ,
aúlla con los otros que también aman sobre escombros,
que también se tocan,
para que no queden los besos, las miradas,
los hijos como únicos testigos.
Si es un amor nacido
a espaldas del odio y sus calaveras
sale a cantar y a sangrar a dondequiera,
sale a juntarse, a compartir patrias y banderas,
sale a amar, con todas las letras.
Y esta suerte de sentirse acompañado en batallas demasiado ciegas
hace que crezca la idea de que un día, seguro, ganaremos la guerra.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Los ayunos perpetuos
Viñeta de Kalvellido
Se notan las ausencias.
Porque es tan grande esta impotencia de la desnutrición, el miedo y la pobreza que ya los muertos de hambre en las cárceles no son casi noticia.
Y yo sé que es inmenso el peso que llevamos a rastras y que es difícil añadir más ideas o más quejas.
Pero es que se mueren aferrados a las rejas. Se mueren para reclamar una mirada, un gesto, una palabra que les devuelva algo de la humanidad que les ha sido secuestrada.
En otra parte, con lenguas desatadamente ajenas, deciden un ayuno hasta el final de sus días y vacían sus vísceras y se resecan las pupilas y adormecen sus vidas resistiendo esa jodida amnesia que día a día les fusila.
Y yo sé, de verdad que yo sé, que es difícil pensar en otras injusticias cuando por nuestras arterias también galopa libre.
Pero es que son demasiados los estómagos decididamente secos.
Y es demasiada la crueldad que les ha hecho llegar a eso.
Y ellos son tantos y a la vez tan pocos los palabristas que escriben sobre estas orfandades que es como si se murieran más denso, como si cada día que pasaran sin pan, fueran empujones hacia una agonía cómplice, hacia un silencio criminal donde gota a gota se desangra entero un pueblo.
Por eso yo hoy dejo un rato de lado mi realidad de látigo para recordar a todos los presos palestinos que desenfundaron valientes la única arma que tienen.
Sus cuerpos ahora son el campo de batalla donde el que resiste, gana.
Se notan las ausencias.
Porque es tan grande esta impotencia de la desnutrición, el miedo y la pobreza que ya los muertos de hambre en las cárceles no son casi noticia.
Y yo sé que es inmenso el peso que llevamos a rastras y que es difícil añadir más ideas o más quejas.
Pero es que se mueren aferrados a las rejas. Se mueren para reclamar una mirada, un gesto, una palabra que les devuelva algo de la humanidad que les ha sido secuestrada.
En otra parte, con lenguas desatadamente ajenas, deciden un ayuno hasta el final de sus días y vacían sus vísceras y se resecan las pupilas y adormecen sus vidas resistiendo esa jodida amnesia que día a día les fusila.
Y yo sé, de verdad que yo sé, que es difícil pensar en otras injusticias cuando por nuestras arterias también galopa libre.
Pero es que son demasiados los estómagos decididamente secos.
Y es demasiada la crueldad que les ha hecho llegar a eso.
Y ellos son tantos y a la vez tan pocos los palabristas que escriben sobre estas orfandades que es como si se murieran más denso, como si cada día que pasaran sin pan, fueran empujones hacia una agonía cómplice, hacia un silencio criminal donde gota a gota se desangra entero un pueblo.
Por eso yo hoy dejo un rato de lado mi realidad de látigo para recordar a todos los presos palestinos que desenfundaron valientes la única arma que tienen.
Sus cuerpos ahora son el campo de batalla donde el que resiste, gana.
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