sábado, 10 de noviembre de 2018

Los soldados



Quieren ser soldados de un ejército en una guerra nueva que ya se estrenó en el pasado.
No les bastará con salir en manada arropados por una bandera que los lleva a la sicosis, no les bastará con llenar sus casas de rifles y escopetas y reuniones hasta el alba donde el odio se preña de razones: la culpa es del emigrante o de las mujeres o de la izquierda.
Quieren ser soldados, quieren ser algo más que ese puñado de bestias saliendo a la caza del cómico o de los homosexuales que se besan.
Quieren de una vez que el miedo nos obligue a quedarnos en casa mientras ellos callejean a sus anchas y defienden con sus minúsculos cráneos la patria.
Quieren ser como los otros que se amontonan en las fronteras para disparar a todo aquel que se acerca.
Quieren ser un ejército y necesitan la guerra, se la inventan, nacieron para ser soldados, son carne sin conciencia.
Y cada vez son más los que esperan ser llamados a filas, cada vez son más los que desean recibir la orden de atacar sin reservas.
Cada vez son más.
Desde EEUU hasta Europa, desde Brasil hasta Arabia Saudí aúnan fuerzas, avanzan y se repliegan, ni una sola derrota y si se lo permitimos, la victoria.

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