Creo que este tiempo es el tiempo de decir las cosas a
medias.
Vamos de aquí pa allá enarbolando la bandera de la izquierda,
pero sólo un ratito, cuando toca agitarla con fiereza nos atamos los zapatos
para que no se nos vea.
Estar del lado de Palestina está bien, llevamos orgullosas
la kufiya alrededor del cuello, en la cartera una pegatina con su bandera y nuestro
Facebook arde cuando asesinan en Gaza, pero no hacemos caso a Siria, ni a Yemen
y Libia es un país oscuro que no alumbra nuestro postureo.
Afirmamos con contundencia que defendemos el derecho de los
pueblos a decidir su destino, pero sólo un ratito, a medias, si esto ocurre con
los Kurdos o con Córcega está bien, si son los vascos, andaluces o catalanes cerramos
filas y sale la patria unida para siempre de nuestros pulmones.
También con el feminismo nos sucede, censuramos nuestro
lenguaje para ser modernas, exigimos el fin del terrorismo patriarcal pero
cuando se habla de putas, la cosa cambia. Es un trabajo, decimos, cada cual hace
lo que quiere, insistimos, debe ser regulado, deben pagar impuestos, es su
derecho, todos nos vendemos. Bla, bla, bla, y mientras, nuestros cuerpos de
mujeres son mercancía, incubadoras, fábricas de niños en serie.
Y así con todo, la izquierda diciendo las cosas a medias y
los que hablan alto y claro al banquillo de los acusados, a la cárcel o al
exilio.
Sobran ejemplos, pongámonos serios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario