Luis María
Linde, gobernador del Banco de España ha dicho con sus reales cojones
monárquicos: "Que recuerden los jubilados que, la mayoría, tienen
casa en propiedad y no tienen que pagar 600 euros del alquiler, sino 100 de
comunidad".
Y se ha quedado
tan pancho.
No se podía
esperar que dijera otra cosa. Pertenece a la clase social de los que ganan
siempre y sabe que nada le sucederá, que nunca se verá contando monedas para comprar
el pan y las medicinas.
Pensará que los
pensionistas son unos caprichosos y uno ingratos. Que ojalá se mueran todos y dejen
así de molestar.
Porque este
señor no tiene una madre viuda pasándolas canutas para llegar a fin de mes.
Porque no ha
visto a sus padres trabajando de sol a sol para ganar un salario de mierda que
se convierte en más mierda cuando se jubila.
Porque no le
pesa la subida de la luz, ni del agua, ni el copago ni le pesan unos hijos obligados
a ir al extranjero, ni le avergonzará pedir alimentos en Cáritas, ni calentarse
con velas.
Porque nadie de
su entorno será desahuciado, ni estafado, ni multado, ni encarcelado.
Porque no
comprende que a estas alturas si los pensionistas salen a la calle es porque no
pueden más, porque no van a dejarse arrancar también la dignidad.
Pero de esto el
señor Linde nada sabe. Nada sabe de pobreza ni de decencia. Es leal a su clase.
Los suyos le
premiarán y los nuestros seguirán en la pelea.
Veremos cual de
los dos bandos baja los pulgares.
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