Viñeta de Kalvellido
A mí me gustaría escuchar que se prohíbe la riqueza, que
los alimentos, la luz, el agua, el techo, no tendrán precio.
Que la salud, la educación, la cultura serán para todos
sin exclusiones.
Que las mujeres tendremos hijos para que sean libres y si
decidimos no tenerlos, no lo tendremos sin dar razones ni convencer a nadie.
Que a los viejos se les dignifica devolviéndoles su
memoria y a los jóvenes se les muestra el camino de la emancipación dejándoles que
piensen y opinen sin mediar adultos que los asedien
Que los países no tengan muros, ni alambradas, y los que
deseen estrenar fronteras que lo hagan con ventanas para que entre por ellas el
cielo de otras tierras.
Me gustaría que fuera un crimen mentir a los pueblos.
Que fuera un crimen expoliar a los pueblos.
Que fuera crimen masacrar con hambre, látigo o fuego.
Me gustaría mirar a los ojos de la gente y ver que viven
sin arrastrar yugos ni cadenas, sin esa servidumbre invisible de las deudas.
Me gustaría que la justicia no estuviese ciega, que las cárceles
se llenaran de verdugos, torturadores, ladrones de guantes blancos y
conciencias demasiado negras.
Me gustaría que las cárceles se vaciaran de los presos de
ideas, de los presos de pan y de desobediencia.
Me gustaría que estos versos tuvieran la suerte de
hechizar el presente para hacerlo a mi manera.
Pero son sólo unos versos, unas pocas palabras, unos
cuantos sueños escritos en la penumbra de esta barbarie que no cesa.
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