Nos duele allá donde los pueblos arañan su rabia,
su antigua impotencia,
su bandera de amor por cada patria.
Nos duele ahí, en esa gruta de escarnio donde te llevaron,
nos duele, si, nos duele,
nos duelen tus
ojos clavados,
tu tiempo de arena perdido entre rejas,
nos duelen la saña, el terror, las culatas,
los dedos que rubricaron tu viaje por los pasillos
de la impunidad y la venganza.
Nos duele
saberte frío,
saberte lejos.
Nos duele, joder.
Tanto, tanto nos duele,
tantos nos duelen,
tantas, tantas veces nos está doliendo.
Sólo podemos gritar tu nombre,
gritarlo, no en vano,
gritarlo, gritarlo, gritarlo.
Arkaitz, agur.
Agur.
Venceremos.
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