Tomemos aire, un respiro.
Empecemos por preguntarnos qué ocurre.
¿Será posible el cambio de la mano de una izquierda que tiene a su favor a los medios y la simpatía de las encuestas?
¿Qué dicen ellos que no dijeron otros que ahora están entre rejas?
¿Por qué sus propuestas se amoldan, según el lugar, según la hora, según el adversario, según se acerca su ansia de victoria?
¿Por qué a medida que pasan los meses es menor su desobediencia, mayor su besamanos, mejores las caricias al sistema?
Tomemos aire, paremos en seco.
¿Y los trabajadores qué son para esta izquierda?
¿Y los presos políticos qué son?
¿Y la deuda, se paga?
¿Y las promesas se cumplen?
¿Y la riqueza se prohíbe?
Poner condiciones a estas premisas les acerca a la impostura.
¿Qué decían al principio?, ¿por qué son de arcilla sus ideas?
¿Buscan ser conciliadores entre bestias?
¿Y mientras tanto nos quedamos en casa, como archipiélagos de furia?
¿Y mientras tanto dejamos que los amos se diviertan con este sueño que se trunca?
¿Y mientras tanto, se desinfla la esperanza porque no hay cojones pa partir en dos la falsa democracia, porque no hay ovarios para inventarse una nueva sin cadenas, porque se deshidratan las ganas de poner del revés este orden que nos masacra?
Paremos un rato, tomemos aire, las preguntas no duelen, duele imaginarse un mañana donde nada cambie.
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