Por un puñado de votos, o de amigos o de lectores, se
callan.
Hacen sus recuentos
siniestros pero nada dicen del fascismo.
La prudencia les aconseja que el silencio rentabiliza.
Pero hay un muerto sobre la mesa.
Pero hay un país lejano, acechado por la cruz gamada.
Pero hay un pueblo partido en dos por Sion y sus secuaces
.
Pero hay presos politicos y dispersión y tortura.
Los fascistas fabrican màs y màs violencia para convertir en
muñòn la mano izquierda.
Avanzan y en su retaguardia, los silenciosos cuentan los
cuerpos del camino, no vaya a ser que tengan menos votos, menos lectores, menos
amigos que al principio.
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