Qué difícil que va a ser construir sobre tantas ruinas.
No sólo porque pisamos caminos que aún esconden sepulturas,
No sólo porque la democracia nació con demasiadas manchas y no hay jabón que quite la sangre incrustada.
No sólo porque la traición se puso a comer ávidamente en la
mesa de quienes confiamos.
No sólo porque dejaron que se pudra la decencia a los pies
de las urnas.
No sólo porque el saqueo, el engaño, la violencia, es el pulmón
por el que nos intoxicamos.
Deberemos atravesar esta noche larga, improvisando caminos, mientras
los lobos se acercan, mientras recuperamos la voz y la palabra, mientras
diseñamos otra forma de estar en la vida, mientras vamos caminando a oscuras,
lejos de los que privatizaron las estrellas.
Porque andar a tientas, recuperar la luz que alumbra las
conciencias, creer de nuevo, estrenar la esperanza entre tanta ruina y tanto
escombro y tanta desmemoria, necesitará del
esfuerzo de todo un pueblo al que robaron las brújulas.
No perderse es un desafío tan urgente como difícil y
posible.
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