Viñeta de Kalvellido
La palabra no es tuya, ni mía,
todos la usamos pero no nos pertenece.
Ni a poetas ni a jueces.
Si va con sus huesos a la cárcel,
si le ponen alambradas,
si hacen jirones con ella
o le disparan por la espalda
es porque con su voz
fue libre.
Aterradoramente libre.
La palabra, que no es ni tuya, ni mía,
puede ser pregunta, o blasfemia
o puede ser la arteria por donde fluya la desobediencia.
La palabra dicha de cualquier modo, en cualquier parte,
en paredes,
pintada sobre arenas movedizas
escrita en los labios de quien se duele a pleno pulmón en
las calles
es de todos porque no es de nadie.
Si sólo una de ellas es amenazada
nos amenazan a todos
los que llenamos con su puño y letra
versos, ideas o canciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario