Viñeta de Kalvellido
En estos tiempos yo no puedo ser optimista.
Ojalá pudiera quedarme deslumbrada mirando a los que
arriesgan, luchan, siguen, siguen.
Pero la usura es dueña de un ejército de miserables demócratas
que disparan en la nuca y por la espalda a los pueblos.
Ya no somos útiles, nuestra mano de obra cotiza a la baja
porque somos demasiados los que necesitamos algo, lo que sea, un poco de pan,
un poco de sal.
Y este desamparo puerta a puerta, en la intimidad, cuando
el hambre acecha y acecha la incertidumbre y la vida es un lugar donde el
fantasma de la precariedad duerme los sueños hasta podrirlos, entonces es
posible atar nuevas cadenas y ponernos a trabajar de rodillas, lamiendo con gratitud
los mendrugos que quedan.
Es un trueque siniestro donde se intercambia tiempo por humillación.
Donde nos arrancan la vida.
Donde somos sustituibles por otros más saludables o más jóvenes
o menos capaces para la libertad.
Es así.
En un mundo donde
tantos millones de personas ni tienen trabajo ni hay una mínima esperanza de
conseguirlo, el mercado compra esclavos. Es el paraíso para los pervertidos
Y el infierno para los que tienen sus brazos vacíos.
La historia dice que los imperios se nutren con yugos de pan.
Està en nosotros llevarlo a cuestas o destruirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario