¿A quién le interesa nuestro miedo?
¿Que cambiará después de este nuevo atentado?
¿Viviremos con la
sospecha permanente, delatando a los vecinos, a las hijas, a los turistas, a las
emigrantes?
¿Sera alguna religión prohibida, alguna mezquita cerrada
a cal y canto?
¿Quién se atreverá a viajar, a juntarse más de cuatro?
¿Quién se acordará de los refugiados, de los que mueren
en los mares, de los que resisten en sus países reventados con bombas made in Europa?
¿Serán los niños
sirios, iraquíes, libios… menos niños, más diablos, menos víctimas, más
responsables?
¿A quién le interesa nuestro miedo?
¿A los terroristas islámicos, a los dueños del capital, a
los que a río revuelto ganancia de pescadores?
¿Nos molestará de ahora en adelante que nos vigilen más
que antes?
¿Nos molestará más que antes que nos censuren y nos
detengan preventivamente o nos disparen porque nuestro aspecto es poco
saludable?
¿Por qué sólo contamos nuestros muertos?
¿Y los otros?, ¿Los que caen diariamente desde que el
imperio y sus siervos nacionalizaron la codicia?
¿A quién le interesa nuestro miedo, este terror cuerpo a
cuerpo, este suplicar a nuestros ejércitos que nos defiendan, que nos protejan,
que nos salven, a cualquier precio?
¿Es nuestro miedo rentable para alguien?, ¿Para quién?
¿Quién empezó primero?
¿Quién armó a los verdugos, quién les instruyó, financió,
aconsejó?
¿Serán estas preguntas sospechosas, punibles, criminales?
¿Y ahora, qué?
¿Preparamos más mortajas?, ¿Cavamos nuevas fosas?,
¿Fabricamos más cadenas?, ¿Recortamos más derechos?, ¿Alimentamos el fascismo?,
¿Condecoramos a quienes alardean de cruz gamada, de racismo?
¿A quién le interesa nuestro miedo?
¿A quiénes?
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