Tienen miedo al hombre que fue niño jornalero,
al hombre- campesino que a ratos emigraba pa arrancarse el
hambre,
al hombre- hijo,
al hombre –hermano,
al hombre- compañero de mujeres con el brazo en alto.
Tienen miedo a los siglos de memoria
que llevas a rastras por el campo y por las casas.
Tienen miedo a los siglos de sed que agrietan tus palabras,
a los siglos de humillación que parten en dos la esperanza,
a los siglos de explotación que trajeron al presente los
jornaleros
cuando todo eran harapos y pies descalzos,
cuando todo eran piojos y trabajo mal pagao,
cuando todo eran palos, y cruces golpeando.
Tienen miedo a tu sudor y a tus reclamos,
a tu dignidad a prueba de trampas y de escarnio,
a tu edad antigua,
al legado que dejaron en la tierra otros aceituneros,
otros hombres y mujeres decentes, limpios.
Tienen miedo, claro que tienen miedo.
Creen que entre rejas no vuelan las ideas.
Creen que entre rejas la rendición es cierta.
Creen que conseguirán arrodillar al hombre que es olivo.
No saben que tu destino es aferrarte al suelo que pisas
hasta que crezcan las
raíces de la justicia,
hasta que sean los trabajadores dueños
del pan que amasan,
de la tierra que estercolan
y del techo que nos abriga.
No existe misecordia para el desvalido jornalero
ResponderEliminarQue riega de sudor la tierra que labraban sus abuelos.
No existe perdón para aquel que reclama, para el y para otros, la dignidad secuestrada por la ley, partidista y partidaria del castigo del más debil,
Mientras desiste y no actua encontra del bandolero, con corbata y muy bien puesto.