Viñeta de Kalvellido
Nadie podrá decir que callamos las rejas
que os dejamos solos existiendo a tientas.
Nadie podrá gritar que estamos enfermos de indiferencia.
Nadie, nadie, nadie, podrá decir
que no gastamos el silencio hasta volvernos locos,
hasta llenar el aire de tantas razones
que será imposible ignoraros más eternidades.
Que nadie se atreva a decirlo.
Aquí está todo un pueblo
deletreando con sus pasos vuestros nombres,
pariendo un mañana con vosotros,
soñando un futuro sin tortura ni cárcel.
Que nadie, nadie, nadie,
susurre siquiera que os dejamos solos,
huérfanos de tierra y de mañanas.
Que miren,
que escuchen,
que estén atentos a lo que cuentan las calles,
a lo que cuentan las raíces,
a lo que explican, certeras, las canciones.
A lo que reclaman las madres,
a lo que relatan despacio los viejos.
Que estén atentos
todo un pueblo, todo,
sus balcones y sus plazas,
sus paredes,
sus palabras
dejan escrito a cada instante que no callaremos
hasta que seáis libres.
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