Imagen de Paco Garabato
Juan Rosell, presidente de la CEOE, ha dicho que el trabajo
fijo y seguro es un concepto del siglo XIX ya que en el futuro habrá que ganárselo
todos los días.
No es la primera vez que nos vienen con estos cuentos.
Con su actitud de
amo, con su hablar de amo, con su filosofía de amo. Piensan que pueden decir lo
que les venga en gana. Y lo hacen.
Se acabará eso de currar todos los días.
Se acabará enfermarse y seguir cobrando.
Se acabará tener hijos y después volver al trabajo.
Se acabará jubilarse, ¡A morirse a pie de tajo, como está
mandado ¡
Pasar hambre no es tan malo.
Los grilletes están bien engrasados.
Nos mirarán los dientes antes de contratarnos.
Nos abrirán las piernas pa saber si hemos fornicado.
Y rubricarán los títulos de propiedad que llevan nuestro
nombre para ponernos a la venta en cualquier mercado.
Bienvenidos al siglo XXI, el siglo que nos devuelve a los
tiempos del feudo, del derecho de pernada, de los vasallos.
El amo está enfadado, no gana bastante si tiene que pagarnos.
El amo está indignado, le atormentan los sindicatos.
El amo siempre tiene razón, todo es culpa de los
asalariados.
Pero si el amo recuerda los siglos pasados deberá recordar también
que las cadenas dolieron tanto que liberó
las conciencias y puso en pie, furiosos, a los explotados.
Deberá recordar que no nacimos para ser esclavos.
Deberá recordar que nunca agachan la cabeza los que van a
ser ahogados.
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