Ojalá yo
fuera una mujer sencilla con la sola preocupación
de vivir a
toda prisa.
Ojalá no
hubiera visto muertos en cada esquina,
patrias a la
deriva,
sepulturas
atroces,
infancias delirantes donde sólo crecen los
golpes.
Ojalá
pudiera desandar la vida.
Ojalá no fuera
ni poeta, ni vasca.
y me importaran un bledo
los hombres
y las mujeres
que deambulan
buscando paz
en las
fronteras.
Ojalá me
importaran un bledo
cada uno de
sus hijos,
cada una de
sus ruinas,
cada uno de
sus recuerdos.
Ojalá pudiera
arrancarme este corazón
para vivir
pausadamente,
sin este
dolor que es impotencia,
sin esta
impotencia
que va pudriendo los poemas.
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