No podemos rendirnos,
no ahora que caen en
pedazos las alas
todas las alas.
No ahora que rompen en añicos las gargantas,
todas las gargantas.
No ahora que el silencio se esparce por el suelo vencido,
no ahora que masticamos el espanto como si fuera pan
enmohecido,
no ahora que las
leyes convierten en ruina el ardiente
canto, la palabra que edifica.
No ahora que gota a gota,
se desangran los futuros.
No ahora que ojo por ojo,
se arrodilla,
se acribilla,
se asesina,
a los que salen a preguntar,
a los que salen a aullar,
a los que salen con los dientes apretados,
con su rabia a borbotones,
baratos de egoísmo,
preñados de alegría.
No podemos rendirnos.
No ahora,
no mañana,
hay nombres propios repartidos por las calles
que se niegan a callar,
que se niegan a morir
sin dar la última batalla.
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