Lo peor de todo es la costumbre.
Acostumbrarse a los escuadrones de la muerte
que patrullan las calles, revientan los ojos
y tienen barra libre para los golpes.
Acostumbrarse a las derrotas
que rey a rey, urna a urna,
dejan los países en ruinas.
Acostumbrarse a esta guerra,
que es una paz a medias,
con millones de muertos sobre la mesa.
Acostumbrase a las mentiras
mil y una veces repetidas
que caen sobre los pueblos y sus soberanías.
Acostumbrarse a los duelos y a los lutos,
al hambre y a la mendicidad,
a las fronteras y a las cuchillas,
a las balas y a las masacres,
al imperio y al imperio.
Lo peor de todo es la costumbre,
de vivir sin poner remedio,
de vivir copulando entre los odios,
de vivir masticando ordenes,
de vivir alegres pero castigados,
de vivir cantando pero
precarios,
de vivir al borde, amando, pero sin amarnos.
Lo peor de todo es la mala costumbre
que tenemos de
sitiar el corazón
pa que no duela.
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