No sé si sobreviviré a este asombro
de caminar pa atrás y con mordaza,
cansada de alzar la voz como si nada,
cansada de los silencios que acompañan
los cuerpos tan callados pudriéndose a deshora,
las casas arruinadas y vacías,
la vida a la deriva siglo a siglo.
No sé si sobreviviré a este asombro
de saber que el pasado se repite porque nos vemos distintos,
distintos del negro y del indígena,
distinto del tiroteado y del ahorcado,
distinta la mujer que limpia del hombre que se sindica.
Distintos entre los mismos hambreados.
No sé si sobreviviré a esta obstinada manía
de cerrar los ojos ante la evidencia de que
allende los mares, aquí cerca,
emigrantes o precarias,
somos todos pueblo explotado,
y sólo mirándonos como iguales
ganaremos el pulso a la barbarie.
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