Viñeta de Kalvellido
Las detenciones de los que se expresan con furia o rebeldía son el
pan nuestro de cada día.
Están prohibidas algunas fotografías, algunas banderas,
algunas ideas.
Están en la cárcel políticos, sindicalistas, gentes comunes y
corrientes que se niegan a aceptar mansedumbres.
Están procesados poetas, cantantes, amas de casa, jóvenes,
ancianas, por decir lo que les dicta la rabia.
Y así las cosas, las cárceles se llenan, los tribunales se
llenan, se esparce miedo.
La persecución, el hostigamiento, el acoso va en aumento.
Poco a poco, el imperativo de estarse quietos y sobre todo callados se extiende
como la lepra sobre nosotros.
Es ingenuo pretender que a los fascistas se les aplique este
rasero de mordazas y rejas, ellos sostienen el sistema, son sus perros más rabiosos.
Podrán decir lo que
les venga en gana. Y cada vez lo harán con mayor impunidad.
La palabra es su objetivo, amputarla, partirla por la mitad.
Nos lo han quitado todo, nos han dejado a la intemperie
enfermos, andrajosos, con hambre.
Ahora les queda arrancarnos de cuajo la voz que canta contra
los que mandan y nos joden el mañana.
Es otro desafío. Uno más.
Si nos cosen los labios, el futuro tendrá las alas cortadas.
Pues hay que moverse. Hay que agitar la cabeza, mover esos labios, para que no puedan aplicar los puntos de sutura. Para que se les acabe ese hilo que nos parece infinito.
ResponderEliminarYo no le tengo tanto miedo al futuro si tú sigues haciendo lo que haces cada noche.