Viñeta de Kalvellido
Escribo estas líneas con la esperanza ingenua de la poeta que persigue con palabras poco útiles
no una pizca de justicia, si no la
justicia completa.
Paso los días pensando que quizá pronto un tribunal
popular castigará los crímenes de nuestro tiempo, no sólo los de sangre y
cuerpos náufragos en medio de escombros. No sólo esos, tan impunemente crucificados,
arrinconados en la historia, convertidos en ceniza.
También escribo pensando que un día, quizá, esos otros crímenes
sean deletreados en un tribunal popular y cada uno de los que ordenaron sus
muertes lentas sean confinados a una existencia vigilada y entre rejas.
Hablo de la triste realidad en la que vivo. Hablo de los
millones de personas que no tienen derecho a vivir una vida sin la herida
lacerante de la pobreza, hablo de los que la originan y son sus responsables, hablo
de esos pocos que derraman indigencia en
las calles, que se nutren con el dolor de la miseria que generan, que no ven la
costra que dejan.Hablo de los vulgares matones que nos gobiernan, de los alguaciles de este sistema que nos depreda, de los canallas democráticos que esparcidos por el mundo sepultan, suicidan, envenenan.
Y pienso que quizá un día rendirán cuentas ante cada uno de los pueblos que diezman, que estarán acompañados por esos amos que en la sombra luminosa nos saquean y que de nada les servirán los sobornos, las traiciones.
Es fácil demostrar quienes son los hacedores de este presente que lleva en sus arterias violencia.
Sus nombres están escritos en la lista Forbes.
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