Viñeta de Kalvellido y MªJosè Dafunccio
Vamos como
animales hacia el matadero.
Caminando despacito, cada cual con sus asombros y quejas,
con sus incertidumbres, sus herencias, sus pobrezas, sus indiferencias.Casa cual, a duras penas, logrando una supervivencia apretada de amor y de lucha, mirando al mañana porque mirar el presente da nausea.
Cada cual haciendo malabarismos con la alegría.
Pero los niños empiezan a llegar desnutridos a las escuelas y los viejos mueren sin recompensa y ya los jóvenes se exilian lejos vomitados por una bandera demasiado vieja.
Y ya los harapos, los pies descalzos, la mendicidad, las colas en los comedores solidarios, las caries, los suicidios, los desahucios, las calles convertidas en dormitorios, los sueños podridos poco a poco, la dignidad caída de bruces en las puertas , las súplicas, los porfavor, la mordaza, los golpes en las plazas, los ojos reventados, los suicidios, las cárceles blancas.
Los detenidos, los detenidos, los detenidos.
Los que están a la sombra.
Los que están al borde.
Los que son sólo cifras.
Los que no encuentran la salida de emergencias.
Y ya todo esto es una derrota.
Todo este dolor es una derrota.
Y ya es una derrota el pupitre sin ideas, el cariño a entregas, la ternura aplazada para tiempos mejores.
Y solo nos queda la victoria.
Llenarnos de humanidad, desvestirnos el luto de la soledad, arrancar de nuestras entrañas esa ceguera que nos vuelve autistas, esos oídos selectivos que nos hacen ignorar los alaridos, esa mudez que nos cuesta la vida.
Tomar las calles, retar al miedo, recuperar la voz que canta, vivir en los otros, con los otros.
Construir, construir en este paisaje arrasado.
Alzar la frente y curarse cada una de estas derrotas.
Porque aún es posible.
Aún nos queda corazón
latiendo a contracielo.
Y si fuerzas para luchar y enfrentarnos al monstruo que nos está torturando...
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