Imagen de Laratagris
La realidad vomita argumentos reducidos al absurdo que parecen más bien dirigidos a gente con cráneos deformados, parten de la premisa de que somos menores de edad.
La cosa viene de tiempo atrás, deduzco que esto tiene que ver con el empecinamiento desde órganos poderosos de convertir la cultura, el conocimiento, en algo amorfo que se compra y se vende.
Y así las cosas, desapareciendo las ideas que germinan otras ideas, vamos quedando en este estado de aborregamiento, vamos dejando de mover las conciencias. Es mejor que estén quietas.
Y así las cosas mucho circo, poco pan, robo de palabras, saqueo, borrón y cuenta de nueva de figuras relevantes, nada de poesía, nada de canción que levanta el puño, financiemos la edición de libros que no rozan los esquemas sobre los que se sostiene el poder, callemos con indiferencia las voces disidentes, pongamos tele, futbol, hagamos lugares de entretenimiento donde manadas de seres humanos, gasten, gasten, rían, rían.
Y así las cosas, vamos arañando sus pensamientos, vamos dejándolos en estado vegetativo, prestos para el abordaje, para la esclavitud más lacerante que es la esclavitud del que no lo sabe y se pasea feliz alardeando de una libertad que no le asiste.
Por eso digo, el sistema, hábil siempre en todo tipo de estratagemas, conquista ya desde muy pronto a los jóvenes, les ofrece megaconciertos, les ofrece centros de ocio, les ofrece libros, drogas, evasiones puntuales y costosas donde no pensar, no decir, no detenerse un solo instante para reflexionar que el origen de su desahucio lo crean los de siempre, los que ya sin misterio fabrican los yugos.
De ahí viene que el discurso de los que tienen el poder del mundo en sus manos va dirigido a una sociedad a la que es mejor no permitirle alcanzar la madurez.
Y así las cosas, andamos por el mundo hipnotizados, respondiendo a los mensajes del amo tal y como han diseñado.
Y así las cosas es difìcil agitar los hombros a la sociedad, exigirle que despierte de su letargo.
Como digo, es difícil romper este muro que aísla a los individuos, que los obliga a vivir ajenos de sí mismos, que les impone una forma de vida absurdamente risueña. Terriblemente encadenada.
Pienso que los que estamos en esto de la cultura, los que no somos fabricantes, si no artesanos, los que nos empeñamos en mantener en alto nuestra libertad de decir, de pensar, los que seguimos en esta trinchera palabra a palabra, verso a verso, no podemos rendirnos, debemos seguir hombro con hombro con aquellos que hacen uso de su mayoría de edad, con los que imaginan un mundo de justicia, de alegría.
Tenemos la razón, el corazón, las palabras.
Con ellas todo es posible.
Mas allá de Blas de Otero, apropiémonos de, y usemos, la paz y la palabra.
ResponderEliminarBesos, Silvia.
¡Sensacional! Silvia, ¡sensacional!
ResponderEliminarDefinitivamente no me arrepiento de leerte y de estar visitando tu blog cada día, pues tus palabras son tan agudas, que fácilmente desnudan esta realidad mentirosa, para que podamos avizorar un futuro lleno de esperanza.
Abrazos.
Por suerte, si existe gente como vos, no todos somos menores de edad mentalmente. Felicitaciones, Ana Callegaris.
ResponderEliminarUn saludo desde las trincheras, compartiendo tus palabras, razón y corazón
ResponderEliminar...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
SI VIS PACEM
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DEL FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...