Viñeta de Kalvellido
Hace mucho tiempo que el hombre viejo tomó en propiedad a la mujer, la tierra, las fronteras. Hace mucho tiempo que valiéndose de la fuerza, haciendo uso de la brutalidad se adueñó de todo.
Ha pasado el tiempo, y el hombre viejo no muere, continúa siendo el amo indiscutible de todo lo que le rodea, continúa en su empeño de doblegarnos con sólo golpes, con sólo muertos sobre la mesa.
El hombre viejo, ese hombre que aún hoy se aferra a la idea de que somos su costilla, camina tuerto.
Dejó al principio el corazón enterrado bajo las calaveras y marchó a recorrer el mundo con su brutalidad por bandera.
Este es el hombre viejo, el hombre que podemos ver diseñando guerras, edificando imperios, repartiendo violencia con sus ideas, con sus leyes, con su lógica de ambición, de poder, de ruina.
No está en sus proyectos modificar su omnipotencia.
No quiere ceder un sólo palmo.
No le interesa.
Pero debe morir para alumbrar uno que mire con los dos ojos, que sea capaz de enterrar la sinrazón de la fuerza, que aprenda a pensar desde el corazón no desde la cabeza, que aprenda a hablar con su boca de mujer, a escuchar con su oído de mujer.
Si esto no sucede, si no baja la guardia, si no está entre sus deseos nacer de nuevo, seguiremos, como hasta ahora, en este infame punto muerto.
Lo malo, Silvia, es que el hombre nuevo, con su boca de mujer, cada vez esta más cansado. Y esas mujeres que a la primera oportunidad visten una voz de hombre, y el hombre negro que, tras acceder a la albura de su gran casa, se arranca el corazón y se transplanta uno blanco. Esperemos que ese nuevo ser humano vea la luz antes de que el cansancio aborte su alumbramiento.
ResponderEliminarBesos.
si, Rafa, es verdad que muchas mujeres hablan con voz de hombre, es verdad lo que comentas, sòlo nos queda esperar el feliz alumbramiento. Un abrazo.
ResponderEliminarSiento disentir pero existen Angela Merkel y Condoleezza Rice... no vi el comentario de El Éxodo mientras escribía lo anterior pero ahora que lo veo... también me parece desafortunado. A no ser que se exponga más claramente lo masculino y lo femenino como algo simbólico o filosófico no me parece correcto en la situación actual darle un significado intrínsecamente negativo a lo masculino, no se si me explico del todo correctamente pero creo que se entiende. Ya tenemos bastante con ser sospechosos solo por ser hombres, y algunos, la verdad, estamos hasta el moño de los actuales y alienantes roles de género. Así como la mujer se quiso liberar está llegando el tiempo del hombre, pues somos mucho más que lo que nos vende esta sociedad podrida, que por un lado nos forma en un determinado rol masculino, tu hombre viejo, Silvia, y por otro instrumentaliza políticamente la violencia doméstica y llega a promover la presunción de culpabilidad del hombre con leyes aberrantes "de género" y "de igualdad". En fin, en la idea del texto estamos de acuerdo, ya va siendo hora de enterrar la razón de la fuerza y dar paso a la fuerza del corazón. Y el corazón, ya se sabe, está a la izquierda.
ResponderEliminarPD: me encanta lo que escribes casi siempre, y acompañado por los dibujicos del kalvellido ya lo bordas, un saludete desde Ezkerraldea.
Jabiero: gracias por leerme y comentar, y sì, pero fìjate que mi texto quiso un poco apuntar esa idea, esa cadena que el hombre tambièn debe romper,o en algunos casos ha roto ya, de ahì que lo llame "hombre viejo", y Angela Merkel, es otro "hombre viejo",sin màs, je, je.
ResponderEliminarUn saludo desde Uribe Kosta.
Jabiero, yo soy poco filosófico -creo, pero poco literal y sí muy metafórico. Al igual que no creo en dioses, no creo en hombres y mujeres ni en etiquetas. Sólo creo en el ser humano. Y, cuando hablo de violencia, no distingo por tal o cual capítulo, creo que es un error. La violencia es violencia, sin género ni número.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ps. Eso sí, no puedo aportar más claridad a lo que escribo. Todo me resulta confuso.
bueno bueno, Rafa, eso de que "todo te resulta confuso"... màs bien creo que todo te resulta nìtido, pero bueno. Un abrazo.
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