La calle es de ellos.
Cachetes, empujones, insultos, golpes, patadas, detenciones….
No quiero ni imaginar qué es lo que está pasando en las comisarías.
Ahora mismo no les importa que les graben o les griten
desde las ventanas porque, aunque son fácilmente identificables nada va a
sucederles. Es un estado de excepción y ellos mandan.
Qué mas da si es un enfermo mental, si es una madre
angustiada, si es un trabajador en bicicleta o una persona con un brote
esquizofrénico. Primero se le da la hostia luego veremos quien se hace responsable.
La impunidad patrulla las calles, los imbéciles aplauden y
los demás nos asomamos a las ventanas con el móvil como si fuera un arma con la
que disparar directamente a Facebook.
La calle es de ellos, de ellos también la amarga popularidad
en las redes.
Cuidémonos de las bestias, acechan.
No hay salvoconducto que nos proteja.
A grabar, cuando se pueda.
A gritar cuando se deba.
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