El
golpista Gonzalo Queipo de Llano comandó a sangre y fuego la rebelión fascista
en suelo andaluz dejando, al menos, 45.566 ejecutados arrojados a 708 fosas
comunes. Este criminal de guerra, con tumba en la Basílica de la Macarena, ha
dejado como herencia el marquesado de Queipo y un patrimonio gestionado por sus
descendientes.
Gonzalo Queipo de Llano, criminal y traidor a partes
iguales.
Hombre a medias porque para ser completo se necesita pecho
tibio y no sólo sangre fría.
Para ser entero, de una pieza, un hombre debe contar la
pena y vivirla,
debe sentir el luto,
debe temblar de pánico a solas con su conciencia.
Pero sólo supiste reírte de las mujeres violadas que suplicaban
una muerte rápida,
sólo supiste tener el gatillo fácil y la verborrea de quien
es un asesino y le gusta que lo sepan,
sólo sentiste el corazón latir de prisa cuando viste que
era obra tuya el sudario colosal que tejiste en toda Andalucía.
A medio parir tu raza, un chacal, una bestia.
Un apóstol de la infamia.
Qué mala suerte ser hombre y compartir contigo esa
desgracia.
Miro de frente tu estirpe de vesania
y la escupo mil veces por cada crimen,
mil veces por cada cuerpo,
mil y una veces por cada infancia reventada a golpes de
culata.
Maldigo tu hombría de eunuco,
tu nombre, tu puñado de huesos,
tu cruz y tu Semana Santa,
Maldigo a todos los que hoy veneran tus hazañas.
Deseo que los rezos que hacen a los pies de la Virgen que
bendice tus matanzas
revienten la tumba donde yace el ser más vil que parió
nunca una madre.
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