jueves, 9 de mayo de 2019

No son los de siempre



El fascismo de pecho al descubierto está ya en el parlamento.
Muchos dicen que son los de siempre, los que estaban aguardando el momento para salir a la luz de nuevo, los viejos nostálgicos que conocieron y amaron a los matarifes, los que siempre han levantado el brazo y besado la bandera rojigualda, los que afirman contundentes que con Franco se vivía mejor.
Yo no creo esto.
Pienso que hay una nueva generación de fascistas que no identificamos. Jóvenes atados a un pasado que no conocieron pero que añoran, deseosos de un orden en la vida sin emigrantes, ni maricones, ni mujeres emancipadas.
Una generación de jóvenes con las entrañas podridas de violencia, hijos de la ignorancia más peligrosa, parias desempleados que encuentran al enemigo enfrente de sus casas.
Carne de gimnasio y esteroides, ambiciosos del consumo, gentes con las que quizá trabajamos o vamos al futbol. Mono neuronales que ven en el insulto, el desprecio y el golpe la forma más eficaz de descargar la ira que acumulan en este sistema que los machaca desde la infancia.
Estos cráneos vacíos son carne de cañón que se organiza, que se arma, que sale a la calle a cazar y que, llegado el momento, guiados por mesías asesinos, enarbolarán ideas criminales y pasarán a cuchillo a quienes les estorban.
No podemos pecar de ingenuos sosteniendo la idea de que son los de siempre.
Es una generación nueva, sin presente, ansiosos de estrenar una nueva España, ansiosos por conquistarla y someterla de una vez por todas.
Una generación que se siente arropada por Europa, por las leyes, por sus razones negras que crecen y crecen.
Estamos en peligro, vendrán a por todos, no es pesimismo de poeta.
Ya están en las instituciones, ya son un poco más dueños de la tierra que pisamos.
Otra vez la amenaza. Y nosotros silbando mientras pensamos que son los viejos de siempre.

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