Los nombres de cada una, perdidos en los laberintos infames
de la indiferencia, nos gritan que mueren más, que son más las asesinadas,
suicidadas, golpeadas, estigmatizadas.
Esos nombres de mujer o de hombre arrinconados, son muchas
veces arrojados a la calle por sus familias, son muchas veces obligadas a la
prostitución como única salida, muchas veces viven en la pobreza porque no
encuentran la forma de hacerse un hueco en esta sociedad perfecta.
Sólo hace falta una migaja de empatía para darse cuenta del
sufrimiento del colectivo transgénero, una mirada al mundo es suficiente, una
pizca de solidaridad y se abre ante nosotras una realidad que martillea la
conciencia.
Pues va el partido feminista liderado por Lidia Falcón integrado
en Izquierda Unida y en el colmo del agravio y la incoherencia las compara con
puteros, proxenetas y compradores de niños.
Feministas hablando en esos términos, feministas de
izquierda para más inri lanzando a la hoguera a un colectivo que viene atravesando
la historia en llamas.
Y no ha sido un tuit puntual, un patinazo, un desliz.
En su sagrada concepción del feminismo no cabe la idea de lo
diferente a ellas, tienen por lo visto un arsenal de fósforo siempre dispuesto para
comenzar la quema.
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