El fascismo avanza a lomos de la democracia.
Es la vieja profecía que puede volver a cumplirse.
La excusa de las urnas servirá a los fascistas para hacernos
cautivos de su ideología de matarifes.
En El Estado español ahora mismo celebran el renacimiento de
aquellos tiempos de miedo y tiros en la espalda. De cunetas y paredones. De
mujeres condenadas a ser nada, de maricones entre rejas.
Les crecen las garras a los fascistas, tienen a la Europa
más negra de su lado. Tienen la impunidad y el blindaje de los demócratas que esperan
turno para acariciarles el lomo.
Su reguero de babas, su aliento a cuadra, sus pezuñas, sus
hocicos se multiplican en cada pueblo.
Y nosotros, los que nunca conocimos una pizca de justicia,
nosotros, los que aún creemos que es posible la esperanza, que es posible rescatar
la memoria oreando las heridas.
Nosotros que creemos que es posible la ternura, el pan y la
poesía no podemos ceder el paso a esta manada que camina con sus banderas de
pájaros oscuros, con sus brazos en alto, con su odio primitivo.
No es tiempo de bostezos.
Largas filas de bestias tienen hambre de golpes y de
muertos.
La mesa aún no está servida.
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