Cuando era una niña no me gustaba jugar con muñecas, las
guardaba en una caja, en el armario y me olvidaba de ellas, prefería pasear con
mi perro o correr entre los maizales.
Me aburría vestirlas, desvestirlas, ponerlas a andar,
llevarlas de paseo.
Pasaron los años y nunca contemplé la posibilidad de
embarazarme, no me imaginé con niños de la mano, en la puerta de las escuelas esperándoles, ni ayudándoles a hacer los deberes, mi imaginación andaba por otros caminos.
No odio a los niños, todo lo contrario, cuando los veo y
presiento que todas sus necesidades se ven satisfechas incluidas la ternura y
los abrazos me alegro.
Quiero decir con esto que hay mujeres que no deseamos ser
madres pa sentirnos completas.
Que aunque desde la infancia nos presionen pa que vayamos acostumbrándonos
a este destino muchas de nosotras guardamos ese destino en una caja al fondo de
nuestros armarios.
No soy madre, eso es todo, nada me falta, rondo los 50 años y
no me siento a medias.
No entiendo a las mujeres que pa ver su deseo maternal
satisfecho corren al extranjero a comprar un niño o buscan un vientre de
alquiler previo pago carísimo.
Que sean estériles y tengan dinero suficiente no es excusa
pa comprar carne humana.
No me gusta la sociedad en la que vivo por muchas cosas pero
sobre todo porque las mujeres empobrecidas fabrican niños pa unas pocas
consumidoras con visa oro.
No pasa nada si no tenemos hijos. Nada pasa ni no podemos,
si no queremos, si se nos hace tarde.
Somos tan mujeres como una madre.
Me encanta tu poema Silvia Delgado, tienes toda la razón, tenemos el derecho a decidir y no pasa nada si no tenemos hijos. Somos mujeres, punto. Tengo dos hijos y respeto la decisión a no tenerlos. Abrazos querida poeta. Maga Muñoz
ResponderEliminar