Con la soga al cuello, aún creemos.
Porque en esta emboscada que es la vida
aún podemos defender el
pan y la poesía.
Porque aún podemos
dar la espalda al
oscuro callejón sin salida donde vivimos.
Creemos porque detrás
de cada hombre o mujer vencido
no hay sitio para los sueños,
porque detrás de los lamentos sólo hay una triste letanía
que nos paraliza,
porque detrás de cada olvido hay un nombre, un cuerpo, un
grito.
Y creemos con la soga al cuello,
con las casas vacías y los hijos en andrajos.
Creemos.
No habrá cuerda, ni nudo, ni cadalso
que ahorque
tanto corazón en rebeldía.
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