Viñeta de Kalvellido
Estos días han llegado a mi correo multitud de comentarios anónimos como respuesta a un post que titulè “Las bragas revolucionarias” .
Todo porque estoy hasta los ovarios de la actitud gilipollas de algunos revolucionarios oportunistas que piensan que lo que tenemos entre las manos ahora, es parecido a lo que tienen entre las cejas, nada. Es decir, seres camaleónicos que les parece honesto desatar sus narcisismos en medio de esta guerra económica.
Y es cierto, podía ignorarlos, pero no me da la gana, me dan nausea.
Y me jode que sean tan indecentes y les deseo lo peor, que es lo mismo que decirles que ojalá pasen al olvido sin nombre ni apellidos.
Pero si escribo ahora estas letras es para decir, que de todo lo que han dicho a esta poeta pueblerina hay una cosa verdadera: soy una intolerante y además extremista, ¡faltaría más ¡
Y lo soy concienzudamente, rabiosamente, con todos aquellos que nos hacen llevar la vida a rastras.
Con todos aquellos que husmean el momento oportuno para saltar a la palestra aunque esto deje en la sombra cosas demasiado serias.
Soy intolerante con la imbecilidad, con las proclamas delirantes de amor y pasión mientras ahí fuera a la gente le cuesta poner pan sobre la mesa.
Soy intolerante con los falsos, con los mediocres, con los mesías, con los tontos que llevan atada la bandera blanca.
Soy intolerante con la palabrería, con la banalidad, son la frivolidad de quienes pueden elegir y eligen existencias insolidarias, solitarias, muertas.
Soy intolerante con los demagogos, con los caciques y con sus siervos, con los ricos que lo son porque van empobreciendo pueblos, con los especuladores, con los traficantes, con los asesinos en serie que se reúnen para partir patrias, para partir cuerpos, para partir sueños.
Soy intolerante con los moralistas, con los débiles de conciencia, con los ciegos de realidad, con los prestidigitadores de la verdad, con los ideólogos mansos, con los trileros de la política, con los travestidos de siglas, con los sindicalistas furtivos.
Soy intolerante con esto y con mucho más pero sobre todo lo soy con los cobardes que cuando nadie les ve tiran la piedra y corren a esconderse bajo las faldas de un sistema que les aprieta y no quieren darse cuenta.
¡Va por vosotros, anónimos ¡
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