Imagen de Guayasamìn
Hoy pido ayuda en estas letras, que alguien me diga el nombre de la píldora que sana la impotencia.
Doy a cambio todo lo que tengo: un puñado de versos, libros subrayados, las banderas que ondean en mi corazón, la música que recompone estas alas quebradas, doy todo lo que soy, apenas nada, apenas una mujer que se rasga.
Doy a cambio el asombro de vivir esta vida, mi amor proscrito, la ternura que remiendo sin violencia.
Lo doy todo, todo lo que soy, apenas nada, apenas viento, apenas paz, apenas.
Todo lo doy a cambio de esa pócima que me cure el horror, que cicatrice las pústulas de la indignación, que recomponga los huesos machacados de tanto aliento y desaliento, de tanta pesadilla, y tanto, tanto, tanto infierno.
Todo lo doy, todo lo que soy, piel, palabras, sueños porque no puedo más, no puedo no, con esta liturgia, con este culto al plomo, al golpe, al sable, al grito.
No puedo más y quiero poder, deseo saber que mañana, al despertar habrá sanado esta herida que desangra mis poemas.
A quien cure esta impotencia le doy todo lo que soy, apenas una mujer que escribe y canta.
Apenas nada.
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