viernes, 12 de enero de 2018

¡Os llamo, poetas!


¡Os llamo, poetas!,
Pospongamos los suicidios.
A quién puede importar nuestra muerte
si afuera mueren precipitados por el hambre.

¡Os llamo, poetas!,
Pospongamos la canción de amor.
A quién puede importar que amemos
si afuera el amor es casi una ruina
porque la pobreza no entiende de ternura
y lo derriba.

¡Os llamo, poetas!
Pospongamos la soledad.
A quién puede importar esta absurda melancolía
cuando afuera la sangre desliza su pegajosa presencia
y termina con las vidas.

Os llamo, venid conmigo,
es demasiado grande la herida,
es demasiado profunda la herida,
es demasiado antigua.

Venid conmigo,
a la tierra sin aliento,
a la risa embargada,
al llanto impenitente.
Afuera se van muriendo mientras buscan las promesas,
afuera, hombro con hombro,
edifican un porvenir entre los escombros.

¡Os llamo, poetas!
Venid conmigo.
No perdamos más tiempo.
Pongamos a andar afuera todos los versos.

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