domingo, 21 de agosto de 2016
El castigo
El castigo por vivir junto a los otros,
por hacerse presente cuando España
precipita a sus pueblos a la obediencia ...es la cárcel.
El castigo por ser pueblo, por ser joven, por ser soberano
y latir a contracielo en una tierra yerma de conciencia...
es la cárcel.
El castigo por estar con sus ejemplos,
por no dejar pasar de largo
el miedo a perderlo todo:
La casa y los salarios,
la risa y los ahorros,
las alas sin quebrarse…
es la cárcel.
El castigo por ser completamente humano es la reja que aísla,
el escarnio a toca teja,
el olvido en los rincones privados de las celdas.
El castigo por ser Andrés o Alfon o Yolanda,
por ser Iñaki, o Josu o Amaia,
el castigo por tener un nombre propio
en medio de odiosos anonimatos
es soportar la dureza solitaria
de ver pasar los años
mientras fuera muchos callan las torturas esparcidas
y unos pocos martillean el aire con terribles gritos de justicia.
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