viernes, 8 de abril de 2016

Poema tonto XXIII


A veces, el amor, va llenándose de silencios,
territorios callados que se conquistan con desprecios,
territorios tan inmensos que caben en una palabra,
en un gesto, en una ausencia.

A veces, el amor, es otra cosa,
no una caricia donde quien acaricia lo hace sin ganas,
no un recuerdo delirante de zarpazos dados con rabia.

A veces, el amor,
va adentrándose lentamente en la oscuridad sin límite de noches demasiados solitarias.
Entonces sabes que te da la espalda,
que se arrastra quejumbroso,
que huye de tu espejo o de tu sombra,
que desaparece de tus labios, de tus dedos,
de tus orgasmos,
entonces sabes que no podrás recuperarlo,
que se dinamitaron los puentes,
que por las venas
se arrastran venenosos  los reproches y la sangre.

A veces, el amor,
no quiere ya madrugadas,
prefiere, simplemente, dejarse abatir.

 Y que todo acabe.  

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