¿Qué país, qué pueblo, qué cuerpo es soberano si tiene
que pagar una deuda inmensa?
¿Qué puede decidir un país, un pueblo, un cuerpo, si
primero debe pagar a tocateja?
Para ser soberano es urgente romper esta cadena.
No engrasarla pa que haga menos daño.
No disimularla pa que no se vea tanto.
No tenerla quieta pa que no la oigan los oídos más
castos.
¿Quién puede hablar de libertad si tiene la amenaza
clavada en su costado?
Si a cada paso que da lo están vigilando.
Si los cobradores imponen sus abecedarios macabros.
Ser soberano es decir no a los tratantes de esclavos,
a los que arrodillan banderas en nombre de la usura y del
crimen organizado.
Es decir no, yo no pago.
No pago con mi cuerpo.
No pago con mi hambre, ni con mis brazos, ni con mi frío,
ni con mis hijos.
No pago con mis enfermos, no pago con mis ideas ni con
mis libros.
No pago.
Si pagamos, esta vida, nuestras vidas,
estos pueblos, nuestros pueblos,
seràn para siempre cautivos
y es ahora cuando podemos remediarlo.
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