Hoy mi madre me dijo que quiere morirse, que no aguanta más
dolor.
Yo ya no tengo
palabras que sanen, suenan Inútiles y
estereotipadas. Piedras que salen de mi garganta:
“Ya pasará, ama”.
“Mañana estarás mejor”.
Un poco alcohol de
romero, un poco pomada, una manzanilla.
Una broma, una caricia.
Pero quiere morirse porque el dolor no cesa.
Porque vivir enjaulada en su propio cuerpo es la herida que más
supura.
Y tanto cansancio pesa.
Y tanto dolor duele.
Y la vida es ya un lastre donde la esperanza apenas asoma,
apenas consigue darnos tregua.
Estamos solas, ella y yo, frente a esta inmensa muerte que se
acerca.
Solas, con la memoria y sus cicatrices, con todas las
orfandades y los auxilios y los salmos cantados a capela.
Solas frente a una muerte caprichosa que clava sus puñales
poco a poco, que va libándonos la vida, que va empujándonos sin cuidado a ese
abismo oscuro donde al fin descansan todos.
Exhaustas, doloridas
Con sólo daño en el corazón y en los caminos.
Abrazos a ambas. No tengo más palabras.
ResponderEliminar¿Valdrá de algo decirte que os quiero?
ResponderEliminar