Viñeta de Kalvellido
Se reparten los pueblos
entre unos pocos
a los que la codicia
vuelve locos
y nada más importa
que la tierra rica
en frutos y en semillas.
Se reparten los pueblos
como se reparten los sables,
el hambre,
los harapos.
Se reparten los pueblos, si,
entre unos pocos, si,
los mismos de ayer,
los mismos .
Las mismas manos flojas,
el mismo aliento,
el mismo salitre abrasando los mismos ojos,
la misma piel rota, roja,
el mismo invierno en el infierno.
Se reparten los pueblos,
como si no
estuviéramos dentro de ellos,
como si fuéramos piedras
o peor,
como si fuéramos sólo brazos que no se duelen ni se
quejan.
Pero siempre hay
un irredento corazón que no se doblega.
Siempre asoma un hombre común,
una mujer corriente,
unas palabras que vuelan.
Siempre vive en cada pueblo
un campesino,
un poeta,
un rebelde que mira de frente la verdad
y deletrea con su voz
inmensa,
con su inmensa
ternura,
con su rabia intensa:
No.
No nacimos para las cadenas.Poema escrito para la fiesta de la revoluciòn, organizada por el SAT, en Sanlucar de Barrameda.
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