Viñeta de Kalvellido y Laratagris
No existen los dioses.
Ni los monaguillos pueden limpiar toda la sangre
que dejan a su paso los que leen los renglones torcidos de
los libros sagrados.
No existen dioses amigos,
pequeños dioses de andar por casa
que puedan dignificar las mesas sin pan,
las familias sin abrigo,
el dolor de la inmensa humanidad
abandonada en la cruz
mientras sus rezos nos clavan las manos.
Son cuentos para dormir a los pueblos.
Viejos cuentos que se cuentan de rodillas
a los que aùn quieren creer en espejismos.
No existen, no,
los dioses son engendros paridos
por la barbarie que siglo a siglo
perpetúa el miedo al amor,
el miedo a ser libre,
el miedo al castigo.
Los dioses son verdugos
que cobran al contado
oro, vidas, epitafios.
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