Que no,
que no,
que no pienso callar,
que son demasiadas
las casas
y son demasiadas las lágrimas
y son demasiados los niños
reventados a la vista de cualquiera.
Que no,
que no,
que no,
que matan porque su oficio es ser verdugo
en una porción de tierra que hoy es tambièn patíbulo.
Que no, joder,
que no,
que no pienso callar
esta rabia que es un tan azul,
esta rabia que es tan blanca,
esta rabia que lleva una estrella
clavada en el paladar.
Que no ,
que no,
que no pienso callar
estos tristes poemas que asoman,
estas tristes palabras,
esta humanidad tan triste
que contempla el infierno
como si fueran los muertos
figuras de piedra,
como si fueran las casas decorados de guerra,
como si fueran las lágrimas salitre de un océano cualquiera.
Que no,
que no,
que no pienso callar,
que el mundo les da espalda
y la historia no nos absolverá.
Sigue gritando versos así. Porque nadie lo hace. Sigue soltando tu rabia en palabras porque nadie más que los que tienen algo dentro de su alma, sois los únicos que lo hacéis.
ResponderEliminarSigue emocionando como lo haces, y nadie te dará la espalda más que los que tienen odios negros y argumentos blandengues cargados de paz nauseabunda.
Cojonudo Silvia.